¿Alguien que se ofrezca?

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Mi fruta preferida es la tangerina criolla, esa que huele fuerte y en los días soleados de invierno nos invita a sentarnos al sol a comer una tras otra.
En los recreos invernales de la escuela pública, la mayoría de los alumnos las lleva  como merienda. Su aroma se esparce por toda la institución hasta el fin de la jornada.
Pero aún siendo mi fruta preferida, me niego a quitarle la cáscara pues no me gusta ser yo la que huele a tangerina criolla.
Felizmente siempre hubo, hay y habrá, un buen samaritano que me da la tangerina pelada: mis padres, mis hermanos, mis hijos, mis nietos, algún alumno, la secretaria de la escuela, mi esposo.
Ahora mismo observo a mi esposo mondando una  para mí.
Con cada trozo de cáscara que se desprende de la pulpa, su aroma inconfundible penetra de a poco por mis narinas, llega hasta la garganta, se apoya en las papilas gustativas de mi lengua y se me hace agüita la boca.

ilargiluna
19/5/2022

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