¿Dónde estás?

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Hoy me levanté querendona, pero sola.
El día estaba bien lindo para quedarse en la cama. Olía a tierra mojada.
¡Ese olor siempre me excita!
Un trueno ensordecedor fue el preludio de una lluvia torrencial.
Sin dudarlo, llamé al trabajo diciendo que estaba algo engripada y con este asunto del Covid me dijeron que viera médico si los síntomas persistían.
Me quedé en casa, sin culpas.
Me acosté desnuda, abrí el cajón de mi mesa de luz, tanteé, volví a tantear, me senté en la cama, prendí la luz y busqué.
-¿Dónde estás?, pregunté por lo bajo.
A todo esto, mi mano derecha estaba en mi entrepierna, jugando.
La otra iba sacando todo del cajón y el bendito no aparecía.
Y cuando apareció, ya no lo necesitaba pues, parafraseando a Aute, ya estaba "mojándolo todo".
Fue ese día que decidí tirar el vibrador, pues me di cuenta de que no lo necesitaba.

ilargiluna
1/8/2022

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