La fuerza del amor

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LA FUERZA DEL AMOR
Primero los perros, furiosos, avanzaron hacia la portera. Luego unos golpes de manos, dados con timidez.
Ña Rosa se asomó por la ventana y allí lo vio, tan poca cosa, tan vulnerable, tan indefenso.
Abrió la puerta y se dirigió presurosa hacia el muchacho, antes de que se lo comieran los perros.
-¿Qué pasó, Eugenio?
-¡Hola, Ña Rosa!  La Julia está rara.
- ¿Por qué decís eso?
-¡Y sí! ¡Se moja, se moja!
-¡No te entiendo, Eugenio!
-¡Se mea sin parar, Ña Rosa!
-¡Muchacho! ¡Rompió fuente!¡Vamos!
Y allá salieron los dos, casi corriendo, sin siquiera cerrar las puertas del rancho de Ña Rosa.
Al llegar, escucharon un fuerte llanto. Entraron al dormitorio y se encontraron con una hermosa imagen: Julia tenía en sus brazos a Wenceslao. Ella sonreía y lloraba a la vez.
-¡Lo logramos solitos!
-Cuando te vi, lo imaginé todo, dijo Ña Rosa. ¡Y tuve miedo!
-¡Julia es una madraza!, dijo él, y se largó a llorar.

ilargiluna
5/6/2022

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