CAPÍTULO 10

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ETHAN

Varias semanas han pasado desde que Stella pasó el fin de semana en mi casa, no hemos podido quedar de nuevo porque los dos estamos hasta arriba de trabajo, pero nos pasamos los días mensajeándonos como dos adolescentes.

Cada vez que la veo en el colegio, cuando llevo o recojo a mi hermana, siento el impulso de acercarme y besarla, pero como es evidente no puedo hacer tal cosa delante de todo el mundo, al menos no por el momento.

Cuando termino de trabajar, cojo el coche y voy hasta el colegio para recoger a la enana, que, según me ve, sale corriendo hacia a mí para rodearme con sus bracitos, y a continuación, arrastrarme hasta al coche ansiosa por llegar a casa. Y es que hoy, por fin, es el día en el que pondremos el árbol y sacaremos todas las decoraciones navideñas.

-        ¿Qué tal hoy en el cole? - pregunto cuando arranco en motor del coche.

-        Muy bien, hemos escrito la carta a Santa Claus- me responde emocionada.

-        ¿A sí? ¿Y tú que le has pedido?

-        Pues para mí le he pedido un cuaderno y unas pinturas para dibujar como tú, un scalextric, y una muñeca. Para ti una camisa de algún color para que cambies un poco, que solo te pones cosas negras o blancas. Y para la abuela un estuche de maquillaje de esos que tanto le gustan.

-        ¿No te parece que eso son muchas cosas?

-        Pueeede... pero este año he sido superbuena, y tu siempre dices que cuanto mejor me porte más cosas me traerá Santa.

No puedo rebatirla nada, porque si que le he dicho esa frase unas doscientas veces a lo largo del año.

En cuanto abro la puerta de casa Maddie entra corriendo y se acerca a las cajas con las cosas de navidad que yo había dejado preparadas sin que ella lo supiera.

-        Venga Ethan, vamos a poner el árbol.

-        Primero tendremos que comer ¿no?

Ella parece pensarlo unos segundos, pero al final termina asintiendo, así que vamos a la cocina, y mientras yo hago la comida, mi hermana se pone a hacer los deberes.

-        ¿Ethan?

-        Dime, enana.

-        ¿Me puedes ayudar con este ejercicio? Es que no lo entiendo. Las mates son un asco.

-        A ver, déjame leerlo.

Cada vez que me pide ayuda con algún ejercicio de matemáticas me pongo a temblar, si bien no se lo digo, porque no sería correcto, yo también he odiado toda la vida esa dichosa asignatura. Todo el mundo dice que son la base de cualquier cosa en la vida y que son super útiles, pero, seamos sinceros, además de para aprobar un examen ¿de qué me sirven a mí las ecuaciones, o las integrales?

Cuando al fin consigo que Maddie entienda el problema, que lo mío me ha costado porque explicar no es que sea mi fuerte, la comida ya esta lista.

-        La señorita Stella explica mucho mejor que tu- sentencia mi hermana llevándose la comida a la boca.

-        Claro, por eso ella es profesora.

-        ¿Solo hace falta saber explicar para ser profe?

-        Y también estudiar una carrera en la universidad.

-        ¿Solo eso? Pues yo de mayor quiero ser profesora- sentencia mi hermana.

Terminamos de comer y pasamos toda la tarde entre adornos y espumillones, tal es así que cuando llega la noche parece que mi apartamento se ha convertido en el taller de Santa Claus, solo faltan unos cuantos elfos envolviendo regalos.

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