STELLA
Sasha se quedó anoche a dormir en mi casa para poder pasar la mañana de hoy juntas y luego por la tarde prepararnos para despedir el año junto a nuestros chicos esta noche, porque sí, hoy es treinta y uno de diciembre, el último día del año. No sé muy bien como sentirme respecto a los últimos trescientos sesenta y cinco días, haciendo balance creo que ganan los buenos momentos, sobre todo desde que conocí a cierto tatuador, que no solo ha conseguido hacerse un hueco en mi corazón sino que también me ha hecho darme cuenta de todo lo que soy capaz de hacer.
- Un dólar por tus pensamientos- dice mi mejor amiga entrando en la cocina justo cuando yo estoy sacando de la sartén la última tanda de tortitas.
- Simplemente estoy feliz, eso es todo.
- Me encanta esta nueva Stella que se permite vivir y disfrutar de la vida.
La abrazo cuando pasa por mi lado y luego nos ponemos a desayunar observando a través de la ventana las calles que ya empiezan a despedirse del manto blanco que las ha cubierto durante la última semana.
- ¿Qué te vas a poner esta noche? – pregunta Sasha llevándose un pedazo de tortita hacia la boca.
- Creo que el vestido que me regalaste, por Navidad.
Hace unos días habíamos celebrado una comida en casa de Joe y Rose para darnos nuestros regalos y, mi mejor amiga, en vista de que ahora tengo algo más de vida social, decidió regalarme, entre otras cosas, un precioso vestido plateado, con corte desigual que me parece ideal para estrenar esta noche. Ella me dice que se pondrá un mono de lentejuelas negro, no me sorprende, es raro verla en vestidos o faldas, al igual que es raro que yo salga de fiesta con pantalones, creo que incluso es nuestra seña de identidad.
Pasamos toda la mañana en lo que nos gusta llamar una sesión de spa casero, nos hicimos la manicura y la pedicura la una a la otra, nos pusimos unas mascarillas hidratantes en el pelo, y nos echamos potingues varios en la cara que, según Sasha, iban a dejarnos como modelos de pasarela. A la hora de comer nos decidimos por unos poke bowls, con aguacate, arroz, salmón, salsa de soja y varias cosas más, evidentemente esto fue idea de Sasha, se podría decir que son su nueva obsesión, por lo visto una de sus influencers favoritas los subía a diario a su Instagram alabando las cantidad de propiedades que al parecer tienen y Sasha, como buena fan, ha decido seguir su ejemplo y arrastrarme a mí de paso.
La rubia se mete en la ducha nada más terminamos de comer, ya que sabe que va a tardar muchísimo más que yo en arreglarse, y mientras yo decido que es buen momento de entrenar un poco. Me cambia el pijama por un conjunto deportivo de pantalón corto y top, y voy hacia la habitación que tengo equipada como un gimnasio, conecto mis cascos inalámbricos al móvil, para poder escuchar música sin molestar a Sasha y, después de calentar empiezo con una de mis rutinas.
Antes del accidente no había pisado un gimnasio prácticamente en mi vida, pero en cuanto me recuperé físicamente mi terapeuta me recomendó empezar a ejercitarme, según ella, para aprender a dejar la mente en blanco y liberar hormonas que me ayudaran a regularme emocionalmente. De primeras no la tenía mucha fe, pero a día de hoy ya he perdido la cuenta de las veces que le he agradecido por abrirme la puerta a este nuevo mundo. Le debo mucho a mis horas de entrenamiento, y no hablo de mí físico, hacer ejercicio me ha salvado de hacer algunas tonterías que en algún momento se me pasaron por la cabeza.
La música se interrumpe por el sonido de una notificación y me acerco hasta mi teléfono para ver de qué se trata.
Es Ethan, bueno, más concretamente una foto de él frente al espejo de su baño, que aún está medio empañado, y lo único que cubre su tonificado cuerpo es una simple toalla blanca que cuelga peligrosamente de sus caderas, dejando muy poco a la imaginación. Dios mío, un montón de pensamientos tórridos cruzan mi mente, ¿desde cuándo me he convertido en una hormona andante? Una idea se me cruza por la cabeza, tal vez sea un poco arriesgado, pero me apetece jugar en este momento.
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NOSOTROS
Teen FictionStella es maestra en una escuela. Ethan es tatuador. Aparentemente no tienen nada en común, pero un pequeño incidente hace que sus vidas se crucen. El peso del pasado, el miedo a amar a otra persona y la impulsividad serán determinantes en esta nuev...