CAPÍTULO 31

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STELLA

Hoy es nochebuena, lo que quiere decir que hoy ceno y duermo en casa de Ethan.

La fiesta de pijamas que mencionó Maddie el otro día sigue en pie, y si bien por una parte me tiene saltando de la emoción, por otra estoy acojonada, no quiero que nada salga mal y estropearlo todo.

Estoy sentada en el sofá de mi casa cuando de pronto, caigo en la cuenta de que no les he comprado ningún regalos ni a Maddie ni a Ethan. ¿Se puede saber en qué estaba pensando? Dios mío, no me lo creo, he estado a punto de presentarme en su casa con las manos vacías, ¿cómo no me había acordado de los regalos? Mi conciencia me recuerda que probablemente es porque hace varios años ya que ni recibo ni hago regalos en estas fechas, ya que con Sasha y su familia siempre nos los damos unos días tarde, es como nuestra pequeña tradición.

Cojo el teléfono para llamar a mi mejor amiga, ya que es la única que me puede ayudar con esto, y espero impaciente a que conteste mi llamada. Después de varios tonos descuelga, con una voz que la delata y me indica que la acabo de despertar.

- Dúchate y vístete que en media hora pasa a buscarte- digo casi de carrerilla.

- ¿Se puede saber qué pasa? Son solo las diez de la mañana.

Solo las diez de la mañana dice, tendrá cara.

- Pasa que se me ha olvidado comprarles los regalos a Ethan y a Maddie. Necesito tu ayuda para encontrar los regalos perfectos.

- ¿Pero tú sabes qué día es hoy? Las tiendas van a estar hasta arriba de gente comprando las cosas de última hora.

- Ya lo sé y por eso te necesito, venga tía por favor, eres la mejor yendo de compras, diría que hasta tienes un master en ello- pongo mi mejor voz de suplica para ver si así se ablanda un poco u cede a venir conmigo.

- Agg está bien, pero solo porque esa niña me ha caído demasiado bien el otro día.

- Gracias, gracias, gracias. Te quiero. Nos vemos en media hora.

Tardo un poco más de lo previsto en llegar a casa de Sasha ya que el tráfico está horrible, pero en cuanto mi rubia favorita se sube en el coche ponemos rumbo al centro comercial más cercano. Durante el camino me ha dado tiempo a pensar qué quiero regalarles, y lo cierto es que ya tengo algunas ideas, lo cual es un gran avance. 

Cuando llegamos el estacionamiento está hasta arriba, por lo que nos toca dar unas cuantas vueltas hasta que encontramos aparcamiento. De camino a la entrada es imposible encontrarse a alguien con las manos vacías, todo el mundo va con carros hasta arriba de regalos, incluso vemos a una chica, de nuestros años más o menos, que lleva dos carros, uno con cada mano.

- Madre mía, seguro que no vamos a encontrar nada- me lamento lo suficientemente alto como para que Sasha lo oiga.

- No seas agorera, seguro que encuentras los regalos ideales.

- ¿De verdad lo crees? – mi voz se tiñe de esperanza, pero la verdad es que poco me dura.

- No, pero no quería sonar demasiado borde.

Mi cara debe ser un poema porque enseguida rectifica sus palabras.

- Tranquila que era broma, además vienes conmigo, la reina de las compras, todo va a salir bien.

Me dejo convencer por su palabrería barata y al fin entramos en la primera tienda, como no de ropa. No se porque he dejado que Sasha elija la ruta que vamos a seguir. Los pasillos están abarrotados, tanto que es casi imposible pasar si quiera de costado, Sasha va guiando el camino, y cuando por fin se para, entiendo porque ha elegido está tienda. Frente a nosotras, expuesta en un maniquí, está una cazadora de cuero negra. Totalmente del estilo de Ethan. Me acerco al expositor antes de que otro cliente se me adelante para coger una, lo cierto es que no miro el precio, no es que el dinero sea un problema para mí, tengo la herencia de mis padres además de mi sueldo, así que podemos decir que me puedo permitir ciertas cosas.

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