CAPÍTULO 18

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ETHAN

Estando ya en casa Maddie no deja de hablar de Stella. Es increíble el vínculo tan fuerte que han construido estas dos, incluso antes de que nuestras vidas se cruzaran ellas ya tenían esa conexión especial. Me parece asombroso la capacidad que tiene la maestra para comprender a mi hermana en un modo en el que yo no soy capaz, y no lo voy a negar, puede que sienta algo de celos, pero, a fin de cuentas, como dijo Stella en aquel taller de pintura, no todos tenemos las mismas habilidades, y me siento agradecido de que Maddie pueda contar en su vida con ella, porque estoy seguro de que, pase lo que pase entre nosotros, la relación que tienen ellas dos no se va a romper.

- ¿Stella es tu novia?

Levanto la vista del cuaderno en el que estoy dibujando y miro a mi hermana que sigue juntando los bloques de lego para hacer cualquier construcción que tenga pensada en su cabecita.

- No enana, Stella no es mi novia... aún.

- Pero ella te gusta- dice mirándome muy fijamente.

- Si, pero eso no es lo único que hay que tener en cuenta para que alguien sea tu novio o tu novia.

La cara de mi hermana muestra una mueca bastante cómica, la misma que pone cuando algún problema de matemáticas no le cuadra, por eso le hago un gesto para que se acerque a mi y cuando lo hace la subo sobre mis piernas.

- Cuando te gusta alguien pueden pasar dos cosas, que tu también le gustes a esa persona o que no le gustes.

- Entiendo- dice mientras asiente mirándome muy atenta.

- Así que, lo primero que tienes que hacer es averiguar que siente la otra persona, y si siente lo mismo que tú los dos querréis pasar más tiempo con el otro.

- Como tú y Stella.

- Exacto, pero lo más importante es que la otra persona quiera, siempre hay que preguntar y, mas importante aún, siempre hay que respetar las respuestas y decisiones de los demás. Aunque no nos gusten.

- Ahh, es como cuando después de cenar yo te pregunto si puedo ver una capitulo más de los dibujos y tu me dices que no, que es hora de dormir. Aunque no me guste que digas que no, yo te hago caso.

- Eso es enana- sonrío al notar lo hábil que es a la hora de captar mensajes- por eso, nadie debe enfadarse con otra persona por pensar distinto, y muchos menos debe forzarla a hacer algo que no quiere. Todos debemos de respetar los pensamientos de los demás, y entender que si nos dicen que no es no. Da igual si es otro niño como tu o un adulto, si tu no quieres hacer algo no te pueden obligar ¿está claro? Y si tienes algún problema me lo dices, yo siempre voy a estar ahí para ti.

Estoy esperando a que responda algo, pero parece estar procesando todas mis palabras, que tal vez han sido un poco más intensas de lo que pretendía.

- Es como lo que nos explicó Stella hace poco en clase.

- ¿Qué os explicó? – pregunto con curiosidad.

- Nos dijo que si alguna vez alguien que no conozcamos se nos acerca y nos dice que son amigos de nuestros padres que nos vienen a recoger, que digamos que no, y que si alguien que conocemos o que no conocemos nos pregunta si nos puede tocar o algo así, que también digamos que no. Y también nos dijo que no debíamos tener miedo de contárselo a un adulto en quien confiásemos.

Me quedo anonadado con las palabras de mi hermana, no porque me parezca mal que Stella les haya enseñado todo eso, ni mucho menos, pero me parece muy triste que tengan que hacerlo. Como puede estar tan enferma la sociedad que hayamos llegado al punto de que se tenga que estar advirtiendo de temas tan oscuros como los secuestros o el abuso infantil y la pederastia, a niños tan pequeños como Maddie, que, de lo único que debería preocuparse es de jugar.

- Creo que nos dijo algo más pero ya no me acuerdo.

Sonrío ante su sinceridad, y me siento orgulloso de que tenga estos conceptos tan claros, jamás me perdonaría que la pasara algo malo por mi culpa, por no haberla enseñado que debe decir no, o por haberla dejado viviendo en una burbuja. Aunque, para ser sincero, muchas veces me gustaría poder tenerla entre algodones, que no tuviera que ver todo lo malo que hay en este mundo, porque su persona es tan pura que no quiero que se corrompa con toda la mierda que nos rodea. Pero sé que eso es imposible, que es tan solo una utopía.

Maddie vuelve a jugar con los bloques de lego y yo vuelvo a mi dibujo, la silueta de una mejor se cierne en el papel y, aunque no le he dibujado el rostro, no tengo dudas de quien se trata. Stella se cuela entre mis pensamientos sin siquiera darme cuenta, lo que me hace caer en la cuenta de que, si mi hermana sabe lo nuestro, tal vez se le escape hablando con sus compañeros, y seguro que ellos se lo cuentan a sus padres, lo cual seguro pondría muy nerviosa a Stella. No quiero que todo lo que hemos avanzado hasta ahora se vaya por el retrete por las tonterías que cuatro padres con la mente cerrada pueden llegar a decir.

- Oye enana, no le puedes contar a nadie que Stella y yo nos vemos fuera del colegio, ni que nos gustamos ¿vale? Tiene que ser un secreto.

- ¿Por qué? Tu siempre dices que no hay que esconder al mundo como somos.

- Lo sé peque, y es verdad, pero no todo el mundo piensa así, y Stella puede llegar a perder su trabajo por esas personas que no piensan como nosotros.

- ¿Y dejaría de ser mi profe?

- Si pierde su trabajo sí.

- Entonces mis labios están sellados- esa es nuestra frase para guardar secretos, pero lo que más me llega, es lo tenaz que se muestra con su afirmación- No quiero que Stella deje de ser mi profe nunca, es la mejor, siempre se preocupa por nosotros y nos enseña las cosas jugando, no como los otros profes que solo mandan ejercicios y deberes.

Me encantaría poder ver más la faceta de Stella como maestra, todos los niños la adoran, de hecho, cuando voy a recoger a Maddie, escucho a sus compañeros alabar a la profesora igual que lo hace mi hermana. Quiero descubrir porque se hizo profesora después de todo lo que vivió, qué la motivó a pasarse sus días rodeada de niños y niñas que no paran de hacer preguntas, de gritar, de enfadarse unos con otros... Por no hablar de que también tiene que aguantar a los padres de sus alumnos, y, sinceramente, no pienso que sus encuentros sean muy amables, para muestra yo mismo. 

La primera vez que nos encontramos me pase con ella muchísimo, y lo peor de todo, sin tener razón. Diría que me arrepiento de ese encuentro, pero ¿si no hubiera tenido lugar nos hubiéramos si quiera conocido? Prefiero no pensar si quiera en esa posibilidad, y no porque piense que no puedo vivir sin ella o cualquier otra cursilería por el estilo. No. Pero sí que es cierto que me siento más tranquilo conociendo a Stella como la conozco a la hora de dejarla encargada de Maddie. Y tampoco voy a negar que me gusta el giro que le ha dado a mi vida, con todo lo que ello conlleva.

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