CAPÍTULO 11

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STELLA

Salgo de la ducha encontrándome con Ethan, que ya se ha puesto el pijama, el cual consta únicamente de un pantalón de chándal gris, al igual que la vez que dormí en su apartamento. Yo, en su lugar, visto un pantalón de pijama y una camiseta de tirantes que deja ver mis brazos y parte de mi abdomen, mostrando así la mayoría de mis tatuajes.

La mirada de Ethan se clava en mí, haciéndome sonrojar como ya es costumbre ¿por qué mi cuerpo tiene que reaccionar así a todo lo que hace este chico? Sus ojos no dejan de recorrerme de pies a cabeza e, irremediablemente yo termino haciendo lo mismo con él. Me pierdo en sus brazos musculados que tan bien se amoldan a mi cintura, ambos están cubiertos de tatuajes, pero hay uno que me llama especialmente la atención, en su brazo derecho tiene tatuado de forma hiperrealista un león detrás de un cachorro, como si este estuviera protegiéndolo, como si estuviera detrás de cada uno de los pasos que vaya a dar. Y no puedo evitar preguntarme porqué decidiría plasmar eso en su cuerpo, mi curiosidad, que no siempre me lleva por buenos caminos, me delata, y es que llevo demasiado tiempo fijándome indiscretamente en su cuerpo, lo que hace que él se dé cuenta.

- ¿Interesantes las vistas? – pregunta con una sonrisa ladina.

- Mucho la verdad- digo acercándome a él, para apoyar mi cabeza sobre su hombro.

- Aunque, sinceramente, no superan las mías.

Sus ojos se pierden en los míos al pronunciar esas palabras, y siento como mi corazón se ensancha al procesarlas. Nos quedamos por varios segundos, o tal vez sean minutos, abrazados a los pies de la cama, antes de que Ethan proponga meternos en la cama.

- ¿Qué lado de la cama prefieres? -pregunto un poco avergonzada.

- Anda, ven aquí- dice tirando de mi mano y sentándonos en la cama que previamente habíamos abierto.

El tatuado nos tumba a ambos dejando mi cabeza apoyada sobre su pecho, y sus brazos me rodean por la cintura, relajándome casi al instante. Y es que, estando así, entre sus brazos, me siento segura, poco a poco, me voy acostumbrando a su cercanía, y la verdad es que me pregunto porque no nos permití llegar a esto que tengamos primero. Ahora me parecen tontas todas las negativas que le di cuando nos conocimos. No sé cómo, pero, poco a poco, está derribando mi muro y está consiguiendo llegar a mi yo verdadero, como bien dijo que haría.

Caigo en los brazos de Morfeo escuchando los latidos relajados de su corazón, sintiendo su respiración pausada cerca de mi sien.

Me despierto al sentir como llenan mis mejillas de suaves besos, y mi cuello de sutiles caricias, y así, voy abriendo de a poco los ojos, encontrándome con dos preciosas orbes azules.

- Buenos días- dice él.

- Buenos días.

No hay mejor forma de despertar que con los labios de Ethan sobre los míos, su boca explora la mía de una forma tan dulce que hace que todo mi ser tiembla. Acaricio su pecho y siento como su piel se eriza bajo mi tacto, nuestras piernas se enredan bajo las sábanas eliminando así toda distancia, por pequeña que fuera, entre nuestros cuerpos. Su boca se desvía hacia mi mandíbula, para llegar a mi cuello donde deja un reguero de besos hasta llegar a mi clavícula, nos gira para quedar el encima de mí, y me mira pidiendo permiso para seguir, asiento acercándolo a mi boca para volver a besarlo, nos separamos debido a la falta de aire y el sigue besando mis clavículas llegando a mi pecho. Besa cada centímetro de mi piel que queda expuesto y, cuando llega a mi abdomen me tenso, y lo separo de mí. El me mira confundido, pero cuando ve que algo no va bien, se tumba de lado junto a mí y me ofrece una sonrisa tranquilizadora.

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