CAPÍTULO 30

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ETHAN

Las palabras de Stella me dejan estático en el sitio, de hecho, si no fuera porque estoy apoyado en el lavabo ya me habría caído. Nunca me hubiera imaginado teniendo que enfrentar una conversación como esta, y menos cuando hace cinco minutos estábamos dando rienda suelta a nuestra pasión. Y míranos ahora, Stella sentada en el suelo llorando con la espalda pegada a la pared y yo sin mover un músculo, tratando de pensar qué decir y qué hacer.

- No te quedes callado por favor. Dime algo, lo que sea- dice la maestra después de unos minutos.

Decido agacharme hasta quedar sentado en el suelo, justo frente a ella, extiendo mis manos hacia su cara y, para mi sorpresa no se aparta. Con mis pulgares enjugo sus lágrimas, pero no me deja ver sus ojos, su mirada está perdida en algún punto de suelo de su baño.

- Nena mírame- ella niega y se reúsa a levantar la cara, por lo que decido llevar dos de mis dedos a su mentón y alzar suavemente su rostro- Escúchame bien, nada de lo que pasó en ese accidente te define como persona, ni tampoco lo que perdiste en él.

- Tú no lo entiendes Ethan. Nuca voy a poder ser madre, no puedo tener hijos. ¿Qué clase de mujer soy?

Sus ojos reflejan temor, pero no es como el pánico que he visto en ella otra veces. Sus ojos que normalmente irradian emociones ahora parecen muertos, sin vida, y juro por dios que se parte el alma en dos al verla así.

- No quiero que vuelvas a decir eso, porque sé que de verdad no piensas lo que estás diciendo. Que no puedas tener hijos no determina que tan mujer eres.

- ¿Qué sabrás tú lo que me determina o no? Parece que no conozcas otra puta palabra.

Sé que no es su verdadero yo quien está hablando, por eso me abstengo de responderle, porque sé que terminaríamos diciendo cosas que ninguno de los dos piensa de verdad. No se cuanto tiempo estamos en silencio, cada uno perdido en nuestros propios mundos, sin mirarnos, sin si quiera rozarnos.

- Perdón- decimos los dos a la vez, lo que hace que ambos dibujemos una ligera sonrisa en nuestro rostro.

- Perdóname- digo tomando la iniciativa- No tengo ni idea de lo que debes sentir o pensar, y por eso no soy quien de decir nada respecto a quien te hace ser eso que sientas, pero lo que si que puedo decirte es que, para mí, eres la mujer más valiosa de este planeta. Y me da igual si no puedes tener hijos, porque para ser madre no hace falta quedarse embarazada- Stella vuelve a llorar, pero esta vez sí que busca refugio en mis brazos, así que abrazados continuo hablando, mucho más tranquilo, casi en susurros- Para mí no cambia nada el hecho de que no puedas tener hijos, yo quiero estar contigo sean cuales sean las condiciones, te lo he dicho más de una vez nena, te quiero, estoy totalmente enamorado de ti, y solo me voy a alejar de ti si tú me lo pides- durante unos cuantos segundos simplemente nos miramos a los ojos después de lo que se me antoja una eternidad- Te lo voy a preguntar solo una vez cariño, ¿quieres estar conmigo?

- Claro que quiero estar contigo Ethan, pero a veces mi cabeza me juega malas pasadas y pienso que no soy suficiente para ti, que te mereces ser feliz con una mujer sin tantos problemas.

- Cariño tú eres más que suficiente, eres la mujer que quiero, eres la persona con la que quiero compartir mis momentos felices y a quien acudir cuando las cosas no vayan tan bien. Quiero que seamos un equipo, solo si tú quieres claro.

- Yo también quiero todas esas cosas, y te prometo que ya no tengo ningún secreto más que contarte. Te quiero- dice esto último mirándome a los ojos, desnudando su alma de nuevo frente a mí, permitiendo ver a través de ella.

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