CAPÍTULO 22

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ETHAN

Ayer no estuve tranquilo en todo el día, no pude dejar de darle vueltas a la conversación con Eleanor. No entiendo nada, no se porque se comporta como una hipócrita cuando toda la vida nos ha tratado a Maddie y a mí como si fuéramos de la familia. Se que no debería hacerme mala sangre, pero es que hay algo que no me cuadra.

Dejo a mi hermana en sus clases de baile y me voy al estudio, por primera vez en años decido ir caminando, a ver si así consigo despejarme la mente. Cuando estoy a una calle de llegar al estudio, me encuentro de frente con Stella, parece despistada, y no se da cuenta de que estoy delante de ella hasta que literalmente se choca contra mí.

- Lo siento, yo...- todavía no se ha dado cuenta de que soy yo- Ethan.

- Hola, ¿te pasa algo?

- No, bueno, en realidad no lo sé, no es que me haya pasado nada.

- ¿Me quieres contar?

- Claro, ¿pero no tienes nada que hacer?

- Estaba yendo al estudio, pero puedes venirte, no tengo ningún cliente esta tarde, iba para preparar algunos diseños para la semana que viene. Este fin de semana no pretendo tocar nada... de trabajo claro está.

Ella se ríe ante mi broma y acepta venir conmigo, me sorprende cuando me toma de la mano, pero no la suelto, es más, acerco su mano a mi rostro para dejar en ella un pequeño beso que la hace sonreír. Me encanta verla así, me asombra todo lo que ha avanzado desde que la conocí, y sobre todo me gusta que haya dejado que yo esté a su lado.

En cuestión de un par de minutos estamos dentro del estudio, Stella lo observa todo sin perder detalle, y yo me pierdo en ella. Me pierdo en sus ojos curiosos que desnudan las paredes llenas de dibujos, me pierdo en su respiración pausada, casi imperceptible. No sé cuánto tiempo estamos así, pero no es hasta que nuestras miradas se cruzan que volvemos a la realidad.

- ¿Quieres contarme lo que ha pasado? – pregunto sentándome en un sofá de cuero que tengo en la esquina.

- Claro- acaba con la distancia que nos separa y se sienta a mi lado- Erik, el profesor de educación física, llevaba tiempo diciéndome de quedar para tomar un café, y el otro día al final le dije que sí, así que hoy después del claustro de profesores fuimos a la cafetería que queda en frente del colegio. Al principio todo iba bien, pero luego empezó a hacerme preguntas super raras, y fuera de lugar, como si quisiera sacarme información o algo así. No sé, no me sentía nada cómoda e inventé una escusa para salir de allí.

- Y llevas desde que saliste de la cafetería dándole vueltas, ¿o me equivoco?

- Es que es super extraño, en el colegio se comporta de lo más normal, como si quisiera ser mi amigo, pero hoy ha sido diferente. No sé que es lo que tiene, pero me da mala espina.

Stella se acerca más hasta terminar sentada en mi regazo, la persiana del estudio está cerrada, por lo que nadie puede entrar.

- No sé que decirte nena, en verdad no lo conozco, yo si fuera tú seguiría mis instintos.

- Supongo que tienes razón, pero dejemos de hablar de ello.

- Muy bien, ¿y de qué quieres hablar? – pregunto mientras la rodeo por la cintura.

- Pues no sé... – medita lo que va a decir durante unos segundos antes de soltar- háblame de tus dibujos.

- ¿De mis dibujos?

Ella asiente colocándose mejor encima de mí, pasando sus piernas alrededor de mis caderas, provocando que toda mi sangre se concentré en un solo punto de mi anatomía.

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