Capítulo 15

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Coraline recordó que aquella vez el jardín nació de sus escombros, con flores  creciendo sobre la marcha, iluminando de la nada, a diferencia del resto de maravillas que la bruja había preparado con anterioridad

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Coraline recordó que aquella vez el jardín nació de sus escombros, con flores  creciendo sobre la marcha, iluminando de la nada, a diferencia del resto de maravillas que la bruja había preparado con anterioridad. Y con razón, todo fue un contratiempo que causó su verdadera madre.

Coraline se encontró de nuevo en el comedor del departamento, con la familia Jones desayunando. La otra Coraline no dejaba de hablar sobre flores hermosas en un jardín con la forma de su rostro.

—Linda traviesa, en el jardín no hay flores —repuso su padre.

—Aquí no, pero en la otra casa sí, donde vive la otra Madre…

—Coraline, después de comer iremos por tu uniforme —interrumpió su madre—, luego puedes ir donde las señoras Spink y Forcible, han dicho que son actrices retiradas… Seguro la pasarás bien.

No sabía por qué pero a Mel le dolía a horrores la cabeza. La situación parecía empeorar cuando escuchó los relatos absurdos de su hija ¿Jardín con mal clima? ¿Casa con otros padres que tenían botones en sus ojos? Quizás su hija estaba pasando mucho tiempo en la televisión.

De pronto Coraline ya no estaba en el comedor sino en el asiento trasero del auto, con Mel y Coraline de camino a la sastrería.

—¿Por qué escondiste la llave? —se quejó la Coraline del pasado.

—Te sentirás… más segura así.

Coraline abrió los ojos al entender las palabras de su madre. Aunque Mel no lo recordó del todo, seguía con el mal presentimiento sobre la extraña puerta. Al llegar Mel comenzó a buscar prendas para su hija. Coraline estaba molesta porque quería unos guantes coloridos.

—La otra Madre seguro me los compraría —rezongó la niña.

—Entonces dile a la Otra Madre que te compre el uniforme —Mel fue sarcástica, pero al momento sintió una punzada en la cabeza. Aquello que había dicho no le sentó nada bien.

La Coraline invisible encontró a su madre mirando de soslayo los guantes y anotando el precio en el espacio que decía: «Cosas pendientes para cuando cobre la quincena. Seguro a Coraline le gustarán».

Coraline siguió de lejos a su otra yo y a su madre. Estaba abatida por todo lo que había visto hasta ahora.

A la mañana siguiente Mel insistió en que su hija la acompañara a trabajar, necesitaba ir por unas muestras y luego unas compras y, por alguna razón, no quería dejar a Coraline sola en casa.

—¿Quieres venir? —le había dicho a la niña— Te… compraré algo.

—No quiero.

La Coraline del pasado seguía molesta por los guantes. Y la Coraline del presente se tiró al piso intentando agarrar los pies de su otra yo para arrastrarla hacia su madre.

Coraline 2: El secreto de la Otra Madre  | FANFIC COMPLETO |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora