Capítulo 19

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 Luego de interrogar a los inquilinos presentes en los departamentos del Palacio Rosa, la policía comenzó una búsqueda por el área cercada por una cinta amarilla

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 Luego de interrogar a los inquilinos presentes en los departamentos del Palacio Rosa, la policía comenzó una búsqueda por el área cercada por una cinta amarilla. La señoras Spink y Forcible se sumaron junto a sus dos perros Mew y Andew. Los otros dos tenían deteriorada la vista y el olfato a causa de la edad (Hamish incluso vestía el traje con el que los disecaban), así que los dejaron en casa.

April parecía una pelota de tenis redonda y cubierta de lana a causa del frío temerario que se escondía en el fondo del bosque. Miriam rebuscaba entre los arbustos con sus lentes portables que cargaba en su mano, con la otra guiaba a Andrew. Ambas gritaban el nombre del niño de vez en cuando, y cuando no, discutían porque April decía «Woobie» y Miriam «Wumborn».

—Te digo que es Woobie —se quejó la señora Spink.

—Abril, la edad te está costando la memoria, es Wumborn —reprendió otra vez la señora Forcible.

—¡Woobie!

—¡Que es Wumborn!

.

Coraline arrastró con dificultad el pesado tapón que ocultaba el orificio del pozo.

—Entonces… —dijo ella, mientras ahogaba las palabras por seguir empujando— ¿Cómo puedo manejar la magia?

—Existen varios tipos de magia, pero por lo general, la magia puede dividirse en dos: poderes a través de espíritus o materialización de energía. La bruja utiliza ambas… así que si tu utilizas sus poderes…

El gato dejó de hablar para seguir empujando. Ninguno de los dos recordaba que aquel pozo estuviese sellado con tanto esmero.

Cuando abrieron el hueco miraron un abismo que parecía infinito. Coraline lanzó una piedra y puso la mano en su oreja.

—¿Sabes si quiera cuales son las medidas matemáticas para saber la relación del peso y la gravedad de…?

—Shhh —murmuró ella—, solo sé que si tarda mucho en caer significa que moriremos si saltamos.

—Para ti la cordura nunca fue una opción ¿Verdad? —se burló el gato.

—¿Qué esperas de alguien que escucha a un gato negro hablar sobre magia? —atacó la niña.

—Te sorprendería saber que son el cliché de las series fantásticas —se mofó el felino como si fuera algo sumamente importante—. Pero volviendo a tema, ya que el pozo está abierto no puedes solo arrojarte, necesitas aprender a controlar un poco de magia.

Coraline escuchó con atención la explicación del animal. Una hora de charla que resumió así: imagen mental, proyección y materialización. La práctica tampoco fue muy didáctica, el gato le arrojó pequeñas piedras a la niña hasta que sus piernas se llenaron de moretones. Luego la sanó con su saliva.

—O aprendes o te mataré antes que la bruja —declaró el gato tirándose en el suelo, cansado.

—¿Cómo se supone que haga algo si solo lanzas rocas? —reprchó ella entre jadeos.

Coraline 2: El secreto de la Otra Madre  | FANFIC COMPLETO |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora