Coraline se había encerrado en su habitación con el único objetivo de observar por horas el bulto en el bosque donde la espesura se condensaba. Pensó que allí debería estar el cimiento de la otra Madre, el lugar de dónde logró salir.
El gato fue a visitarla un par de veces durante la mañana, pero siempre salía a dar una vuelta. Según él, no tenía tiempo para búsquedas infantiles.
—La bruja no es alguien que ataca por la espalda. A ella le gusta divertirse con su presa, por eso ella adora los juegos. No lo olvides, Coraline —dijo el gato antes de partir la última vez.
Coraline sintió alivio al pensar que al menos sus padres si eran los verdaderos Mel y Charlie Jones. Pero si no conseguía una manera de protegerlos, algún día ya no serían ellos los que ocuparían su lugar.
—La otra Madre es muy diferente a mi mamá —reflexionó la niña—. No podrán engañarme.
Coraline miró a la lejanía con unos binoculares que había traído desde Pontiac, su antiguo hogar. La neblina seguía sin dejar ver algo más allá que un borrón gris que confundía a los árboles con figuras extrañas y gigantescas. Dejó el prismático a un lado sobre la mesita de noche. Si seguía viendo quizás terminaría creyendo que de verdad eran gigantes camuflados a la espera de las órdenes de la bruja.
Coraline sintió un escalofrío.
—¿Será posible? —se preguntó.
—¡Coraline! —escuchó un grito y un golpe a la puerta.
La niña se horrorizó, pero volvió en sí al ver que solo era su verdadera madre.
—Coraline, afuera está el nieto de los Lobat preguntado por ti —anunció Mel.
—¿Wybie?
Coraline abrió la puerta.
—Sí, él —Mel sonrió—. Ese chico siempre está detrás de ti, creo que en unos años podría ser parte de la familia Jones.
—¿Ah? —Coraline arrugó la nariz— ¿Lo adoptarás?
Mel carcajeó.
—Yo no, pero quizás tú sí.
—¿Agh? ¡Mamá qué cosas dices! —ambas se dirigieron escaleras a bajo— ¡¿Wybie?! ¡Él está loco! ¡Le gustan las lombrices y lagartijas y sabes que odio las lagartijas, me dan comezón!
Wybie esperaba fuera de la casa, con las manos juntas en la espalda, silbando con algo de afán.
—¿Qué quieres? —gruñó la niña al verlo.
—Ah, eh —Wybie se rascó la nuca—. Hola, Coraline.
—No te voy a adoptar —espetó ella bruscamente—; y te golpearé si en unos años quieres que lo haga ¡No voy a adoptarte!
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Coraline 2: El secreto de la Otra Madre | FANFIC COMPLETO |
Hayran KurguLa historia nace después del final que vemos en la película, donde a mediados de la primavera una extraña neblina inunda a todo el Palacio Rosa. Este fenómeno tomó sentido cuando Wybie, quien no sabía mucho de la bruja ni del otro mundo, relató ver...