Capítulo 25

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Luego de empujar a Coraline por el pozo, el gato se acurrucó en la orilla por varios días y noches hasta que su cuerpo se cubrió con la nieve

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Luego de empujar a Coraline por el pozo, el gato se acurrucó en la orilla por varios días y noches hasta que su cuerpo se cubrió con la nieve. Se convirtió en un pequeño montículo, acunado en el ceno de varias montañas pintadas de blanco, ceñidas por el frío de un corazón perdido.

 Con la inmortalidad a cuestas aquello no sería un problema, pensó él. Sabía que despertaría cuando el clima surcara otros aires. Aunque si nada resultaba y Coraline nunca volvía, al menos podría dormir bajo la nevazón por toda la eternidad.

Detrás de la ventisca arrolladora y el crujido de los arboles cubiertos de hielo, se escuchó algo más. Bajo un cielo  algún forajido caminaba a paso lento y seguro por la cuesta.

—Conque aquí estabas —dijo una voz lejana. El gato sintió un calor derretir el peso que lo ocultaba.

El felino subió la mirada, pero con sus ojos acostumbrados a la oscuridad no pudo ver nada más que una mancha de varias tonalidades; figuras que revoloteaban alrededor de una más grande.

—Te encontré, Jack Black.

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¿Qué pasa cuándo la historia que crees conocer no siempre fue así?

Cuando se tienen dos creencias contrarias, dos emociones que colisionan, se le llama ambivalencia. Coraline sufría de aquello. La indecisión le arrebataba la valentía de las manos, dudando si aquella de verdad fue su palabra favorita. Explorar el mundo y tener la valentía de defenderlo no eran suficientes para dar un paso adelante.

¿Qué era lo único tan fuerte para lidiar con dichas acciones?

Al llegar a la puerta y de pie frente a las muñecas gigantes, lo tuvo claro.

El amor. Por muy tonto que pudiese sonar, por muy sencillo que pareciera, el amor (el verdadero, el que va más allá del romance tenue) habían logrado que la historia llegara hasta este punto.  

Coraline sacó el Ojo Visión y las muñecas alzaron sus armas contra ella. Entonces miró a través del circulo. Concentró la energía de su ser, luego los tocó.

Después de tantas preguntas sin respuesta todo comenzaba a tomar sentido. La energía que fluía por todas partes era la misma que la bruja había robado de su alma, por lo que, Coraline al igual que la bruja, era dueña de aquel mundo.

El mundo que podía ser su prisión y su infierno, era uno con ella.

—Por favor, vuelvan a lo que una vez fueron —dijo la niña, visualizando a los espíritus hermosos que vivían en los recuerdos de las almas—. Sean libres, espíritus benevolentes dispuestos a servir al bien.

Las muñecas se desintegraron en cenizas brillantes y se encajaron en su pecho. Coraline levantó las manos e hizo lo mismo con el resto del lugar. El árbol torcido que una vez Jack sembró fue el último en desaparecer. Ella cerró la puerta con un fondo blanco detrás.

Coraline 2: El secreto de la Otra Madre  | FANFIC COMPLETO |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora