Capítulo 16

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—¡Coraline! —un eco se produjo en algún lugar de la habitación— ¡Coraline!

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—¡Coraline! —un eco se produjo en algún lugar de la habitación— ¡Coraline!

Coraline miró por última vez a quienes tenía delante. El otro Wybie se alzó de hombros como si aquella voz fuese algo irremediable. El otro Padre hizo un vaivén con la mano.

—Cuando abras los ojos ella estará allí —le advirtió el hombre—. No dejes que sus palabras te intimiden; así como ella se alimenta de ti, tú puedes…

Coraline despertó antes de terminar de escucharlo.

Lo primero que vio fue el rostro de la bruja entornado sobre ella. La niña nunca la había detallado tan bien como aquel momento: cuando la bruja estaba en su verdadera forma no tenía piel; sus ojos de botón tenían desgastados los hilos y del hueso cuarteado que surcaban la superficie, desfilaban diminutos insectos que solo podrían verse a esa distancia.

Coraline ahogó un grito con una expresión con la que podría volver a desmayarse. Seguía encadenada en la sala de la otra casa con Beldam tan cerca que podía sentir el vapor de su aliento acariciarle la mejilla.

En otra situación, Coraline la hubiese enfrentado sin tapujos o pelos en la lengua, pero era la primera vez que se sentía tan aterrada. La bruja emanaba un color opaco que le erizó los vellos, parecía ser un rojo viscoso con olor a mortecina. Además detrás de ella encontró figuras en miniatura de sus padres y su vecino pintadas en un marco; un cuadro vivo porque las imágenes golpeaban repetidas veces el óleo. A la pequeña Jones se le cristalizaron los ojos con la impotencia sobre sus dedos, y la causa sobre su frente.

—Oh, cierto, dijiste que no te gustaba la forma en la que te robo energía, digo, te veo dormir —Beldam dijo entre risas.

Coraline intentó hablar, pero solo salió un leve quejido de sus finos labios.

—¿Te gusta ese cuadro? Depende de lo que hagas podría quemarlo —amenazó la mujer.

—No, por favor —rogó la niña bajando la mirada hasta el suelo —; haz lo que quieras conmigo, pero no los lastimes.

Beldam desdobló su cuello de una forma inhumana solo para ver la mirada desesperada de la niña.

—¿Ni siquiera a tu fastidioso y hablador vecino? —insistió la bruja— Hace tiempo incluso tuve que hacerle unos “arreglos” al nuevo Wybie con tal de hacerte sentir cómoda con él.

—No… yo —la niña sollozo—, eso… no…

—¿Qué… ahora te sientes mal por él? ¡No seas hipócrita, Coraline! Todos sabemos que eres tan narcisista y malvada incluso peor que yo.

»¿Quieres recordar un poco, querida? Odiabas a tu vecino. Lo odiabas tanto que fuiste feliz al saber que el otro Wybie era mudo ¿Nunca te preguntaste como pasó? Oh, claro que no, tú no eres del tipo que piensa en los demás. Total: se supone que todos somos “iguales” en este mundo ¿no? Pues te diré: le corté la garganta. Pero ese mocoso sigue siendo demasiado noble para este círculo ¡Incluso tuvo la osadía de desobedecerme por ti!

»Te rescató y fue el punto decisivo que casi me cuesta la existencia, digo casi porque aquí estamos “vivitos y coleando” jugándonos la magia con un todo o nada. Quién diría que le quitaste los hilos cuando lo cocí por dejar de sonreír, quizás en otro momento me hubieses aplaudido el gesto. Luego cuando lo desintegré y lo dejé colgado en la azotea… ¡Qué recuerdos! Si tan solo esos espíritus pudiesen morir… bueno, más vale soñar.

—Basta —susurró Coraline, sintiendo su corazón golpear su pecho.

—Desde que te vi llegar a la Mansión supe que algo grande vendría. Te pareces a mí cuando era más joven, pero con esa aura… en unos años podrías ser temida por todo el mundo ¡Con ese carácter!

—Por favor… no sigas —la niña apretó sus labios y los hizo sangrar. La presión en su cabeza subía.

—Sabes, Coraline, desde que te vi supe que eras especial. Si las cosas fueran distintas y mi alma hubiese reencarnado, estoy segura de que esa alma serías tú. Eres lo que solía ser y lo que soy ahora ¡Pero mejor! Tus cualidades y resiliencia me hacen querer gritar de la emoción… ¡Sí, eso es! ¡Tú me haces sentir viva, Coraline Jones! Me haces sentir que tengo un alma y quiero que siga así, aunque tenga que destruir el mundo para poder encerrarte aquí.

Coraline sintió un dolor en sus labios y luego un líquido húmedo con sabor metálico bajó por su mentón. La bruja había vertido un cántaro donde solo faltaba una gota para derramar su frenesí de violencia. Tiró de las cadenas pero solo alcanzó a escaldarse las muñecas.

—¡Voy a destruirte! —exclamó con furia Coraline, haciendo cada vez más fuerza en sus brazos, dejando de lado el daño que se hacía.

La bruja comenzó unir las grietas de su rostro, ocultando los bichos que escondía dentro. Pronto volvió a vestirse con la figura humana de Mel Jones.

—¡¿QUÉ HACES?! —chilló la niña. Ver a Mel y saber que no era ella empeoraba su malestar.

—¿Qué haces tú, Coraline?

Beldam se sentó en el sofá blanco e hizo aparecer un gran espejo frente a la niña.

—¿Sabes de dónde viene mi poder? —preguntó.

Coraline recordó algo que el gato le había dicho: «La bruja busca algo para amar o para alimentarse» y en otra ocasión solo había dicho «Amar». Sin embargo, el espejo reflejaba su figura delgada y pequeña totalmente decaída, rozando la locura, algo que no servía ni para lo uno ni para lo otro. Quizás, el terror de que le arrebaten todo lo suyo, o peor, la creencia de que ya lo han hecho la habían cegado de algo importante. Aunque todo apuntaba a que la bruja no debía conseguir ganancias al retener a la infante de esa forma.

Y sin dejarla divagar más, la bruja contestó:

—Mi poder viene de las almas, Coraline, pero eso ya lo sabías. Las almas se componen de emociones, la cuál es la fuente de mi fuerza. Siempre busco el amor porque es la emoción más pura, pero en tú caso el odio me enriquece por igual, porque tu odias en la proporción que me amaste… y me amaste tanto como a tu propia vida.

Coraline fue dejada en libertad cuando comenzó a desangrarse por causa de laceraciones en sus brazos. Sin tener tiempo para pensar en el por qué la bruja lo hizo, se arrastró hasta el portal, volvió a su mundo y se desmayó al pie de las escaleras.

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Coraline 2: El secreto de la Otra Madre  | FANFIC COMPLETO |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora