Capítulo 18

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Coraline sentía su pantalón empapado, hilos de sangre seguían bajando por la tela y deslizándose hasta sus pies

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Coraline sentía su pantalón empapado, hilos de sangre seguían bajando por la tela y deslizándose hasta sus pies. Le dolía. Dolía el roce de sus manos, las astillas se habían clavado por todo su palma. Y dolía el sentirse tan vulnerable entre la soledad de una habitación oscura.

 Abrazándose, solo pensó en sus padres y la forma de salvarlos, pero no había ninguna. Una niña de a penas once años, escuálida y tonta, jamás podría vencer a una bruja malvada.

—Se terminó —concluyó ella, sintiendo su pecho apretujarse.

—¿Qué se terminó?

El gato misterioso seguía allí, acompañándola desde el silencio.

—Gato, dime algo, por favor —pidió la niña, el animal afinó su oído— ¿Por qué dejaste que Wybie sacara la muñeca del armario? ¿Por qué no detuviste todo esto?

Se escuchó un largo suspiro.

—Lo has visto —su voz sonó con tanto peso que tuvo que callar unos segundos para componerse—. Dicen que todas las calles llegan a Roma, detener lo inevitable sería la peor forma de malgastar mi tiempo… “mi tiempo” —el gato sonrió con ironía— ¿Cuántos años crees que he vivido? Sería al contrario, Coraline, detenerlo sería darme más vida, y respondiendo al dicho de Séneca: para mi la muerte puede ser un favor, ni siquiera un regalo, porque fue algo que se me negó.

—¿Sabías que esto pasaría?

—Tal vez, sé muchas cosas.

—Entonces dime, pues no sé nada.

—Te lo he dicho mil veces, de diferentes maneras, pero eres muy joven y quizás algo tonta.

 Coraline incapaz de alterarse como lo hacía, se tiró en el suelo somnolienta.

—Oh, casi lo olvido niña —el gato brincó hasta uno de sus brazos y comenzó a tantear con la nariz su mano— No es difícil pero un poco más y te quedas sin sangre.

La niña vio como el gato volvió a lamer sus heridas, y estas se iluminaron de color celeste. Al poco tiempo volvió a sanar sin dejar rastro.

.

—Señorita, buenas tardes, soy el comisario Stefhan Welf y él es mi compañero Gerard ¿Se encuentran sus padres? Nos gustaría hablar sobre unos asuntos importantes.

Coraline se petrificó. Había salido a la puerta luego escuchar un llamado y se encontró con policías investigando la desaparición de su vecino, Wyborn Lobat.

—Este… mis padres están, digo, no están. Ellos se fueron…

El comisario lanzó una mirada de mal juicio y anotó algo en su libreta, luego siguió:

—¿Cuáles son los nombres de sus padres, pequeña…?

—Coraline, me llamo Coraline Jones —respondió ella—. Mis padres son Charlie y Mel Jones, ellos…

Coraline 2: El secreto de la Otra Madre  | FANFIC COMPLETO |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora