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El timbre sonó haciendo que yo me despertara. Solté un gruñido por lo bajo y me acerqué a la puerta de mi habitación, abriéndola, siendo consciente de que me encontraba sola en casa y nadie más abriría si no lo hacía yo. Bajé las escaleras, cuando el timbre volvió a sonar. Me apresuré a bajar y con prisa abrí la puerta, encontrándome con un pelirrojo con una sonrisa en su rostro parado en mi puerta, bajo la lluvia.

-Hola. -me saludó.

-¿Kit, estás loco? ¡Estás todo mojado! -dije, jalándolo del brazo para que entrara al interior de la casa.

Se miró la ropa y se encogió de hombros.

-Oh, eso.., sí. -dijo, restándole importancia.

Cerré la puerta y lo miré estupefacta.

-Bueno.., ¿y a que has venido? -musité, dirigiéndome al baño, con Kit a mis espaldas.

Al entrar allí, cogí una toalla y se la extendí, cuando él la cogió.

-Em.., es que necesito consejos. -susurró, avergonzado.

Salí del baño para dirigirme al salón.

-Vale, soy todo oídos. -me senté sobre el sofá haciéndole un hueco.

-Vale, bien. -musitó, sentándose a mi lado- Am.., creo que estoy, bueno, ¿enamorado? -se auto preguntó- Si, y mucho. Y el caso es que necesito decírselo, y no se como. -dijo.

Sentí un puntazo dentro de mí. Sabía que es lo que quería decir. Mi cara cambió, y odiaba saber el por qué. Comenzaba a sentir algo por Kit, y odiaba aceptarlo. Nunca le daba la razón a nadie, y eso me incluía a mi misma.

Odiaba sentir aquello, era un nuevo sentimiento para mí. Era desconocido, y no sabía controlarlo. Nunca había sentido nada parecido, y sentirlo era muy bonito, pero sobre todo, doloroso. 

-Oh, bueno. No soy buena dando consejos sobre esto, ¿sabes? Pero supongo que lo mejor es que no te calientes mucho la cabeza. No montes escenarios irreales de como te gustaría que fuera, haz cosas que se puedan cumplir y puedas manejar. Todo depende de ti, excepto su respuesta. Pero ten por seguro que nada de lo que hagas saldrá mal, Kit. -en gran parte forcé mi sonrisa. Pero sabía que no era del todo fingida. Yo sabía que me alegraba por él. De que se sintiera así por alguien, era algo bonito. Y yo no era egoísta, ni iba a serlo.

Miró el suelo pensativo durante unos segundos. Unos que para mí fueron eternos. Al cabo de un tiempo, levantó su vista para mirarme directamente a los ojos. Su mirada era fría, penetrante, descarada y mentirosa. Escondía miedo, tristeza, temor a perder algo, a arruinar algo... Escondía inseguridad. Esa palabra definía su mirada. Una que me hacía sentir segura, pero que a su vez me intimidaba.

-Gracias. -dijo, juntando sus manos y entrelazándolas con nerviosismo.

-Para eso estoy. -hice una mueca, sin mirarlo.

Hubo un silencio en la sala.

-Una cosa. -dije, interrumpiendo el silencio.

-¿Am? -musitó, sin despegar sus labios.

-Porque, eh.., ¿por qué me lo preguntas a mí? Dar consejos no es lo mío, ¿sabes? -susurré.

-Ya, bueno. Simplemente me apetecía, eres alguien importante para mí. No seas tan insegura, que se te da bien, Olivia. 

Sus palabras invadían mi mente, sus frases enteras.

-Que tierno eres cuando quieres, ehhh. -dije, empujándolo irónicamente.

-Ay, ¡cállate! -dijo, cuando sus mejillas cobraron color. 

-¿Estás rojo, KitKat? -dije, sonriéndole con confianza.

-¡Que te calles! -soltó una risa mientras me empujaba en forma de juego.

Kit me asesinaba con la mirada, y yo reía sin descaro ante sus ojos.

-Ja, ja, que graciosa. -ironizó, serio- ¿Puedes parar de reírte? -susurró.

Unos segundos más tarde, paré. Kit apoyó su cabeza sobre el respaldo, y yo apoyé la mía sobre su hombro.

-¿Y quién es la afortunada? -musité con el dolor saliendo de mi voz en forma de alegría.

Soltó un suspiró, su aliento rozó mi cara. Olía a un paisaje fresco, limpio y sin suciedad.

-Como si te lo fuera a decir. -dijo, sonriendo.

-¡Oh, venga! -le reproché- ¿Es enserio?

-Y tan enserio.

Levanté mi cabeza de su hombro y me crucé de brazos, desplazándome hacia la otra punta del sofá.

-Pero no te pongas así. -dijo Kit, en un tono apenado.

No contesté, solo me encogí de hombros. No me molestaba en absoluto, prefería no saberlo. Pero me gustaba provocar a Kit.

-Venga, ven aquí Liv.

Lo miré una vez reaccioné, y le dediqué una mirada juguetona.

-¿Liv? -dije, aumentando mi sonrisa.

-Oh, am.., me salió solo. Yo...

Estallé en carcajadas interrumpiendo su drama mental.

-¿Ya empezamos? -dijo, bufando.

Me reí fuerte y con ganas. Kit me miró aburrido y yo me encogí de hombros.

-Dios, eres muy tierno. -dije, aplastando sus cachetes una vez me acerqué a él.

-Tu haces que me ponga así, Liv. -dijo, repintiendo aquel apodo.

Dejé de reír y analicé mejor esa frase.

-¿Que? -susurré, desconcentrada. Un susurro que casi no se oyó.

Miró sus zapatillas y sonrió de lado.

-Nada. -dijo, cerrando sus ojos.

Él intentaba que yo captara algo que no entendía. Kit era un libro difícil de leer.

-No entendí tu frase, es que, ¿que dijiste? -dije.

-Nada. Sólo... Nada.




Holaa, perdón por no subir nada en toda la mañana. 

¡Muchísimas gracias por el 1k de visitas! Todo es gracias a vosotros. ¡Os lo agradezco tanto!

Quería deciros que el martes día 10 me voy de viaje, hasta que viernes 13 que volveré. Cuando llegué, haré una maratón de capítulos (lo más largos posibles) como recompensa por la inactividad. 

Bueno, de nuevo, ¡gracias! 

Ya se viene la trama con el libro. ¿Que creen que pasará? ¿Con quién pensáis que Kit tiene un crush? ¿Que pasará después de esto? Os leo. <3

Adiós. <3 



















Casualidad / Kit ConnorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora