Habían pasado cinco días, cinco días en los que no había mantenido ningún tipo de contacto con Olivia, mi exnovia.
No me lo podía creer, esto estaba siendo aún más horrible de lo que me imaginé.
Mis amigos me habían intentado animar, viniendo a visitarme prácticamente a todas horas, cada día. Joe se quedó en mi casa el día de la ruptura.
Al contrario que Liv, yo no quería estar solo, quería a alguien a mi lado a quién poder abrazar, necesitaba un hombro en el que llorar. Y de verdad que estoy eternamente agradecido de tener a Joe como mi amigo.
Pero volviendo al tema de Liv...
Yo sabía que había hecho lo correcto.
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Narra Olivia.
Mis ojos ardían de tanto llorar. El dolor de cabeza que sentía era insufrible. Mis ganas de salir a la calle eran nulas... Estaba destrozada, y todo había sido como una horrible pesadilla.
Lo último que recuerdo antes de caer dormida aquella noche, habían sido las llamadas de Kit, sus mensajes, en los cuales ponía que lo sentía mucho, que a él también le dolía esto, y que podíamos quedar como amigos si lo deseaba, al menos durante un tiempo.
Estaba acurrucada en mi cama, pero ya no tenía a Kit pegado a mi espalda, con sus manos en mi cintura y ese calorcito que me transmitía seguridad.
Yo ya no era "su pequeña", ahora era su amiga, como cualquier otra, una sin prioridades, ya no era su favorita, ahora yo era pasado.
Me escondí bajo mis sábanas, autoconvenciéndome que esto duraría unos días, nada más, que pronto se acabaría todo esto, que sería fácil de superar.
Pero la verdad era que no me imaginaba un futuro sin Kit.Hace unos días, estaba pensando en cómo sería casarme con él, y ahora... ¿ahora qué?
El timbre sonó, sacándome de mis pensamientos. Pero lo ignoré, ya que no me importaba una mierda todo lo demás, me dolía el cuerpo y solo quería desaparecer de este infierno de una vez por todas.
Los segundos pasaban, y no había ruido proveniente de abajo. No hasta que oí a mi madre gritar.
-¡Olivia, tienes visita! -gritó.
Solté un bufido de mala gana y me hice una bolita más pequeña aún en mi cama. Mi cuerpo tembló al pensar en la posibilidad de que sería Kit viniendo a pedirme perdón, arrepentido, y queriendo volver conmigo. Pero la descarté, ya que ni en mis más profundos sueños volveríamos a ser lo que éramos antes.
Dieron unos golpecitos en mi puerta, para seguidamente abrirla sin esperar respuesta. Respuesta que tampoco iba a dar.
-Buenos días, Liv. -oí una voz masculina.
-¿Hm? -murmuré, sacando la parte superior de mi cabeza- ¡¿Joe?! -exclamé levemente.
Joe soltó una risa y se acercó a mi cama, junto a una bolsa del Starbucks.
Sonreí de lado. Bueno, fue una especie de sonrisa, no llegó a ser una en si.
-Me alegra verte sonreír, Liv. -murmuró Joe extendiéndome la bolsa.
-Muchas gracias, Jojo. -murmuré dejándola a un lado, acercándome a él para dejarme envolver por un cálido abrazo. Uno que de verdad necesitaba en estos momentos.
Me había centrado tanto en estar sola, que me había olvidado que superar las cosas con alguien a tu lado es mejor.
Estuvimos en silencio unos segundos, unos que bastaron para romperme y comenzar a llorar.
-Esto es horrible, todavía no me lo creo. -sollocé en su hombro, mientras él dejaba caricias en mi espalda.
-Shh, no llores. -susurró, provocándome un escalofrío- Todo lo malo pasa, y esto pasará, ¿vale?
Asentí aferrándome más a él.
-Es que no quiero encontrar a otro, lo amo a él, quiero estar con él...
-Pero entiende que él también te ama, y es por eso que hace todo esto. Lo hace por ti, Liv.
Negué aumentando mi llanto, cada vez más cansada y sin ganas de hacer nada más que llorar.
-Pero me está haciendo daño, no me está ayudando...
Hubo un silencio prolongado, mientras sentía a Joe suspirar ruidosamente.
-Oye, Olivia, eso es egoísta por tu parte. -fruncí un poco el ceño, separándome para observarlo.
-¿Por qué? Quieras o no, es verdad, no tengo porque resguardar mis sentimientos en una mentira. -mascullé.
Joe bufó, mientras movía su cabeza de lado a lado. Estuvo a punto de protestar, cuando mi teléfono vibró quedándose con toda nuestra atención. Segundos después comenzó a sonar.
Miré a Joe, en busca de respuestas.
-¿No vas a cogerlo? -murmuró.
-¿Y si es Kit? -pregunté indecisa, arrugando el ceño.
-Es imposible, en ese caso, te saldría su nombre en la pantalla. -respondió obvio.
Entrecerré los ojos, rascándome la nuca mientras hacía una mueca.
-Es que... Puede que no me salga su nombre, porque yo...
-¿Porque tu...?
-Lo bloqueé. -murmuré. Joe me miro perplejo, para segundos después responder la llamada por mi- Oye, oye, ¡no!
-¿Si? -dijo, poniendo la voz más femenina posible- Ah... hola. -Joe alejó el teléfono de su oreja y comenzó a reir- Efectivamente, es Kit.
Pasé mis manos por mi rostro, bufando frustrada. Le arranqué el teléfono de las manos para llevármelo a la oreja.
-Hola. -susurré.
No hubo respuesta, solo sentía la respiración de Kit a través de la línea.
-Hola. -respondió finalmente.
Oh, dios mío, su voz. Era tan perfecta...
-¿Que quieres? -pregunté nerviosa, comenzando a morder mis uñas.
Hubo un leve suspiro por su parte, luego, comenzó a hablar.
-Necesito que nos veamos, necesito que hablemos antes de que yo me vaya. No quiero irme así, las cosas no están bien.
-No me digas. -respondí sarcástica- ¿Enserio?
-Para, de verdad, esto no es gracioso...
Dado que sonó severo y al parecer hablaba en serio, decidí escucharle y hacerle caso, aunque fuera lo último que querría en estos momentos.
-Vale. -lo corté. Toda alegría en mi cuerpo se esfumó- Nos vemos mañana a las siete en el parque.
La cara de Joe me dio mil años de vida. Su expresión cambió a una de asombro, cosa que me hizo reír, e intenté disimularlo alejando un poco el teléfono de mi oreja.
-Vale, bien. Adiós. -se despidió.
-Adiós. -me despedí.
Holaa.
Lamento anunciarles que...
EL PRÓXIMO CAPÍTULO SERÁ EL ÚLTIMO.
Estoy eternamente agradecida a todos los lectores y lectoras que tomaron su tiempo en leer este fanfic, de verdad, muchísimas gracias.
Espero que les agrade barbaridades el final, y que lo disfruten tantísimo como yo.
Bye. <3
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Casualidad / Kit Connor
RandomA veces las coincidencias no surgen por casualidad, algunas veces son más que eso.., ¿o no? Olivia, celosa por un chico el cual acaba de llegar a la escuela, se da cuenta de que lo que siente no son celos, son más que eso. Son fusiones de emociones...