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-¿Dónde estoy? ¡Amparádme, espíritus celestes! -dije, dándole la mejor entonación posible. 

-¡Habla, vive! Sí, ¡aún podemos ser felices! Mi buena, propicia estrella, me indemniza al presente de todos los pasados sufrimientos. -Levántate, levántate, Julieta mía, deja que de este antro de muerte, de esta mansión de horror, te trasporte sin demora a los brazos de tu Romeo, que en ellos infunda en tus labios vital aliento y te vuelva mi alma a la vida y al amor. -dijo Kit.

Nos encontrábamos ensayando una escena, la cual solía salirnos bastante bien. Hablé con Kit, necesitaba saber si esto sería incómodo para él, teniendo en cuenta que habían escenas con besos y mucho romance en la trama. Él me dijo que no había problema, y que si a mí me parecía bien, él estaría encantado de actuar conmigo y no con otra persona. Tampoco entendí aquello, pero no quise buscarle el sentido. Me sentía bien con Kit, sin tener en cuenta que él me gustaba. Me gustaba su forma de ser, y ahora su forma de actuar. Cuando solía haber tensión en el ambiente, Kit decía algún chiste provocando la risa de todos nosotros, haciendo que dejara atrás mis pensamientos. Su forma de comportarse conmigo era de lo más dulce, y me trataba ciertamente especial. Me gustaba Kit, su forma de ser, de estar y de sobrellevar las cosas. También noté ciertos celos por parte de Shopie, que también formaba parte de todo esto. Era un personaje secundario, y claramente tenía menos escenas con Kit. Notaba tensión y conexión en sus miradas, conversaciones o en su relación amistosa. Ambos parecían notarlo, ambos parecían felices, y ambos parecían disfrutarlo... Comencé a sospechar que a Kit le gustaba Shopie, no fue hasta que él me lo negó por completo cuando yo pregunté. Pensé que me negó aquello para quedar bien, para que no siguiera sospechando, o alomejor, simplemente no era de mi incumbencia y no debía entrometerme en aquello, así que cedí. No volví a insistir, por el bien de ambos. Pero yo sabía que moría por hacerlo. Quería resolver mis dudas, parecía que quería destrozarme yo sola el alma. Me dolía hacerlo, pero no había alternativa. Y no existían las ilusiones, prometí dejarlo fluir e intentar superar a Kit, pero no fue posible. Y ahora me encontraba así, en un laberinto sin salida.

-Vale, parad. -dijo el director de la obra- Bien por hoy, chicos. Podéis descansar, mañana aquí a la misma hora. -dijo abriendo una botella de agua para llevársela a la boca.

-Dios, por fin. -dijo Kit por lo bajo.

Lo miré extrañada. ¿Que quería decir con aquello? Tal vez no le gustaba estar conmigo.

-Si, supongo. -susurré mirando mis pies.

Bajé del escenario y busqué mi butaca, donde estaba mi mochila con el almuerzo muriéndose por que lo comiera. Colgué mi mochila por mis hombros, y sin decir o hacer nada, salí. Escuché unos pasos a mis espaldas, pero decidí ignorarlo. No fue hasta que escuché una risa que me hizo reaccionar. Me giré, y me encontré a Kit hablando con Shopie.

-De nuevo están juntos. -musité para mi misma. 

Mis ojos se aguaron, pero dejé las lágrimas fluir hasta que desaparecieron. Opté por ignorar aquello y seguir andando en dirección al patio, pero alguien me frenó.

-¡Olivia! -oí una voz.

Era William, un viejo amigo con el que interactué en primero y ya no volví a saber nada de él. Dejamos de hablarnos, solo habían miradas indiferentes por los pasillos.

-William Gao. -exclamé, mirando de reojo a Kit, quién ya no hablaba con Shopie, si no que ordenaba su mochila y sacaba su bebida energética- ¿Que pasa? -susurré mirándolo.

-Necesito.., necesito decirte algo. -me miró serio.

-Oh, pues te agradecería que fuera en otro momento, ¿sabes? -dije, intentando no sonar demasiado borde.

Casualidad / Kit ConnorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora