Narra Kit.
Esperaba impaciente a Olivia, la cual llegaría en menos de cinco minutos. Teniendo en cuenta que era viernes, podríamos aprovechar la noche al máximo.
Había algo que hacía que Olivia no fuera la misma de siempre, y eso me frustraba. Siempre que intentaba besarla o comportarme de una forma más romántica, esquivaba mis intentos y se iba. ¿Había hecho algo mal? ¿Era por mí? ¿Por qué era?
¿El simple hecho de amarla demasiado estaba empezando a agobiarla?
Dejé mis pensamientos atrás cuando oí el timbre. Me acerqué con prisas y ansias a la puerta y la abrí de golpe, encontrándome con Liv, vestida con una camiseta con un gran escote y una falda negra de lo que parecía ser cuero. Sonreí ante su presencia, pero recordé que no debía agobiarla con mi romanticismo y dirigí mi vista al suelo con una mirada indiferente y sin expresión alguna.
-Hola. –dijo ella, nada más terminé de contemplarla.
-Hola. –musité, acercándome a ella para abrazarla.
Antes de que yo pudiera llevar a cabo ese gesto, ella sujetó mi nuca y se abalanzó a besar mis labios. Sentí mis mejillas cobrar color, ¿de repente había dejado su indiferencia a un lado?
Al separarnos vi como ella se tapaba su rostro con ambas manos y sonreí por la ternura.
-Ou.., bien. –susurré con emoción. Ambos reímos incómodos y abrí la puerta para que pudiera entrar.
No sabría describir su cara cuando lo hizo. Sus ojos se abrieron, sus mejillas ardieron y su boca se abrió como si fuera a caérsele la mandíbula.
-Dios mío. –susurró con un hilo de voz.
La sala estaba decorada con rosas y velas aromáticas. Había una lámpara en el centro con una luz tenue, y en medio de la sala una mesa para dos con un ramo de flores encima de esta.
-¿Te gusta? –me atreví a preguntar.
No hubo respuesta por su parte. Ella seguía mirando con asombro todo lo que había a su alrededor.
-¿Qué si me gusta? –dijo con obviedad- ¡Me encanta, Kit, me encanta! –me miró después de pronunciar aquello. Sus ojos brillaban con emoción, y ahí supe que estaba siendo una gran sorpresa para ella, y una felicidad para mí.
-No sabes cuanto me gusta.
La miré intentando reflejar mi amor a través de aquel acto.
-Tú no sabes cuanto me gustas tú.
De nuevo estaba siendo romántico. Su rostro cambió, pero para bien esta vez.
Ella se acercó a mí y me incitó a seguir con el acto.Me acerqué y besé delicadamente cada parte de sus cálidos labios color carmesíy me hundí en un sueño del que jamás desearía despertar. Al separarnos, ella memiró.., ¿Cómo me miró? No sabría decir que reflejaba su mirada. En ella habíaalgo que no me cuadraba, pero era peor sentir que podía estar infeliz, y que miesfuerzo había sido en vano. Y aún peor, ella no estaba disfrutando de aquello.Mi esfuerzo no servía de nada si ella no era feliz. Pero ese pensamiento cambió cuando me sonrió y se acercó a la mesa sobre la cual se encontraba el ramo de flores.
-¿Son para mí? –dijo con timidez. Sentía el miedo al rechazo en su voz.-Claro, ¿Para quién van a ser sino?
Ella rio y las cogió entre sus manos, con cuidado de no pincharse o hacerse daño.
-Gracias. –me dijo una vez las olió y las observó con detenimiento.
-A ti por hacerme sentir así. –dije, mirándola atentamente.
Sentía que si no la miraba la perdería, y no quería que eso pasara jamás.
-¿Así como? –me preguntó una vez me paré a su lado.
Vi sus manos temblar por los nervios. Ella tenía miedo de arruinar algo que solo yo podía fastidiar, y ella era incapaz de entenderlo. Era indirecta, y le costaba captar la realidad.
-Feliz. –musité.
Miré el suelo intentando concentrarme en mis sentimientos y en como me sentía ahora mismo, junto a ella, con mi pedacito de felicidad.
-¿Yo te hago feliz? -inquirí intentando ser directo.
Ella entreabrió sus labios para decir algo, pero los cerró de nuevo. La miré en busca de una respuesta y ella se acercó para rodearme con sus brazos.
-Si. -me susurró al oído.
Los segundos pasaban y ambos seguíamos abrazados. No quería soltarla, me sentía atraído por ese momento, por ese abrazo, por la calidez de este o por como me hacía sentir. Pero recordé que esto aún no significaba nada, no por ahora. Por muy seguro que yo estuviera siempre estaba la opción de que ella rechazara mi propuesta, y eso me oscurecía el sentimiento y lo hacía pequeño.
Me alejé de ella para entrelazar nuestros dedos y guiarla hasta su asiento. Con cuidado moví la silla unos centímetros atrás para que Olivia se sentara. Una vez lo hizo, me fui directo a la cocina a por el primer plato. Lo serví en la mesa. Era un plato de pasta con tomate con queso fundido por encima y algunas hierbas comestibles.
-¿Lo has hecho tú? -me preguntó.
-Si, lo he intentado. -titubeé, deseando saber si le gustaría.
Asintió cogiendo el tenedor y se llevó un par de macarrones a la boca. Una vez sacó el tenedor vacío de su boca, sus pupilas se agrandaron y ella sonrió satisfecha.
-Esta delicioso.
-¿Seguro? A mi me da miedo probarlo. -bromeé.
-No digas tonterías, está genial. -me animó y lo probé.
Me lo esperaba peor. Al fin y al cabo las recetas de internet no siempre engañan, al parecer.
-Es verdad, soy un gran cocinero. Me subestimé a mi mismo. -dije con orgullo.
Ambos reímos y charlamos por un rato hasta que la cena estuvo a punto de llegar a su fin. Faltaba el postre, era una tarta, también hecha por mí. Era de tres capas con diferentes tipos de chocolates. La saqué de la nevera y la puse sobre la mesa, cortando un trozo para ella. Se lo puse encima de su plato y esperé con ansias a ver su reacción. No por la tarta, si no por algo más. Mientras partía mi trozo no podía dejar de mirarla de reojo en busca de su reacción. Al cabo de unos segundos puso una mueca que me hizo reaccionar. Sacó de su boca una bolsita de plástico la cual contenía un papel en su interior. Me miró confundida y sonrió de lado. Sin decir nada, abrió la bolsa y sacó el papel. Lo leyó en silencio y una vez terminó me miró.
-¿Y bien? -musitó agrandando su sonrisa.
En el papel ponía: "El chico que esta sentado en frente tuyo necesita preguntarte algo importante".
Me aclaré la garganta y sentí mis manos sudar.
-¿Querrías ser mi novia, Olivia? -dije con la valentía en el corazón.
Holaa. Os dejo con la intriga, lo siento.
Ayer me dormí a las dos escribiendo este capítulo y me quedé dormida haciéndolo. Esta noche intentaré subir otro.
Me ha costado bastante narrar esto desde la perspectiva de Kit, pero me he dado cuenta de que ha quedado muchísimo mejor que los demás.
¿El próximo queréis que lo narren ambos? ¿Sólo Kit? ¿Sólo Olivia?
¡Os leo!Bye. <3

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Casualidad / Kit Connor
AcakA veces las coincidencias no surgen por casualidad, algunas veces son más que eso.., ¿o no? Olivia, celosa por un chico el cual acaba de llegar a la escuela, se da cuenta de que lo que siente no son celos, son más que eso. Son fusiones de emociones...