La voz de sir Killian fue bastante clara desde la puerta de la biblioteca.
Hannah volvió a colocarse las gafas casi instantáneamente.
—¿Qué quieres decir con robada? —Preguntó Fawler, perplejo. No era propio de sir Killian retener información tan catastrófica.
—¿Cómo puede desaparecer una pieza que ha estado tan bien resguardada? —preguntó ella a la vez.
—Buenas noches, lady Cautfield —dijo sir Killian, sin responder a ninguno de los dos.
Hannah lo miró boquiabierta. —¿Sabe que soy yo?
—Lo supe en cuanto te vi entrar en Camden House —respondió él.
—Entonces, ¿por qué me permitiste entrar? —preguntó, atónita.
—Soy un admirador de sus teorías sobre la ubicación de las tumbas de los faraones, creo que tiene razón sobre varias de ellas. Pero eso no viene al caso, puesto que acabas de hacer otro descubrimiento sorprendente. Muy impresionante, milady —respondió, haciendo una pequeña reverencia.
—Fawler no tenía idea de que era una falsificación —agregó ella, con una sonrisa de suficiencia.
—Tienes una lupa y la estás examinando muy de cerca —murmuró Fawler.
—Tengo ojos y con eso basta —respondió ella, con malicia.
Sir Killian se acercó. —Creo que muy pocas personas podrían haber percibido el engaño tan rápidamente, milady. Podría contar con una mano a los colegas que se habrían dado cuenta del engaño. Usted y su mente aguda son una de esas pocas personas.
—Gracias. —Añadió, inclinando la cabeza hacia sir Killian, claramente complacida de ser reconocida como una experta mayor que Fawler—. El barón ni siquiera reconoció que era yo, quien se infiltró en la reunión.
Perfecto. Fawler estaba tratando de demostrar que él era apto para el servicio nuevamente y ella estaba remarcando su desatención.
—Solo estaba fingiendo no reconocerte —afirmó.
—No, no lo estabas. Te tenía completamente desconcertado —alardeó.
—¿Ya terminó la reunión? —preguntó él a sir Killian, cambiando abruptamente de tema.
—Brighthollow está dando una conferencia sobre dioses romanos y los tendrá parloteando durante al menos una hora más.
Sir Killian se volvió hacia Hannah, regresando al tema que él se esforzaba en evitar.
—En cuanto a su pregunta milady, sobre cómo se robaron la piedra Hope, fue muy fácil aparentemente. Monsieur Chauvet tenía un envío de esculturas francesas con muchas cajas involucradas y trabajadores con tornos y carretas dando vueltas por toda su propiedad. Obviamente los ladrones conocían todos los detalles y deben haber hecho el cambio durante el caos, robando el collar y otro par de piezas de poca importancia, dejando esta falsificación para no levantar sospechas.
—Es una falsificación muy inteligente —dijo Hannah—, excepto que la profundidad de la talla está ligeramente desviada en algunos lugares. Si miras de cerca, se vuelve aún más evidente y los diamantes que rodean la piedra azul son diecisiete, no dieciocho como la pieza original.
—¿De verdad?, no había notado la falta de uno de los diamantes pequeños —dijo sir Killian—. De nuevo, estoy muy impresionado.
Maravilloso, jodidamente maravilloso. ¿Qué estaba haciendo sir Killian con toda esta adulación? ¿Intentaba reclutar a Hannah, como había reclutado a Fawler?
ESTÁS LEYENDO
La Misión del Barón
Ficção HistóricaUn compromiso roto y años de aventuras en el extranjero, han provocado que la intrépida lady Hannah Marie Cautfield, pierda interés en el matrimonio tranquilo y convencional de la sociedad a la cual pertenece. Hasta que tiene que ir a su siguiente a...