Capitulo 24

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Cuando Inuyasha salió de la casa, lo hizo sabiendo que no debió tocar ese tema como si se tratara del clima.
Por lo que decidió dejar que se calmara un poco, y volver al día siguiente para hablar con ella.

Otra cosa que había descubierto, era que Kagura y Kanna fueron algo de los compañeros de Mu, pues, la fotografía que había visto en su casa, y con Sesshomaru, se lo confirmaron, además de que, escucho que, en algún momento, Kiki se refirió a la hija de Kanna como su prima.

Tan sumido estaba en sus pensamientos, que no se dió cuenta cuando una chica de cabello castaño rojizo llegó a la casa de Aome, pues el aún estaba enfrente, por lo que cuando escucho una voz que no conocía, se acercó para prestar atención a lo que hablaban.

Marin: Se que no somos amigas, y tampoco convivimos mucho el tiempo que estuviste en el santuario, pero tenía que venir. - habló, recibiendo la tasa de te que Aome le había dado. - ¿Te molesta?
Aome: No, no me molesta. - respondió sentandose frente a ella - Aioria nos llegó a hablar de ti. ¿Te puedo ayudar en algo?
Marin: Te traje esto. - entregándole un paquete - Lo encontré en la casa de Leo, supongo que era para ustedes, más bien, para su hijo. La nota dice para la copia de Mu
Aome: Te lo agradezco. - recibiendo el regalo - Aunque si lo vieras, si, es una copia exacta de él. Hay algo más. ¿Verdad?
Marin: No puedo hablar con nadie sobre esto. - sollozo y levanto un poco su máscara para limpiar las lágrimas. - Mii se encerró en su burbuja y nadie la hace hablar, y Shina... Años atrás tuvo una relación con Camus, no lo conociste, pero cuando volvió al santuario se vieron, lo único que me contó fue que el amor que se tenian aún vivía, pero...
Aome: No puedes desahogarte con alguien. - afirmando -
Marin: No, y lo extraño, extraño tanto a Aioria. - llorando - Me alegra que Seiya, mi alumno haya regresado relativamente bien, pero... Lo único que me mantenía en el santuario era Aioria, y ahora que ya no está...

Aome se levantó y la abrazo, de cierto modo, se veía reflejada en ella, pues a pesar de que ella tenía a Kagura y Kanna para desahogarse, no lo hacía como tal, pues tenía que ser fuerte por sus hijos.

Después de hablar un rato, Kiki salió de su habitación, se alegro de ver a Marín ahí y corrió a abrazarla, pues al haber convivido cierto tiempo con ella, le tenía aprecio.

Luego de un par de horas, Marín se marchó, no sin antes  aceptar la propuesta de Aome de ir a comer con ellos al día siguiente.

Monte Olimpo

Zeus había mandado a llamar a Saori antes de tiempo, lo cual la preocupó un poco, pues creyó que se negaría a ayudarla a revivir a los caballeros, pero para su sorpresa, la respuesta había sido otra.

Athena: ¿De verdad lo harán? - pregunto sin poder contener la emoción -
Zeus: Si, hoy mismo reviviremos a Hades, firmaremos el pacto de paz, y mañana a primera hora reviviremos a tus caballeros.
Athena: Gracias, de verdad, muchas gracias. - haciendo una reverencia -

Justo como el dios Zeus lo había dicho, habían revivido a Hades, le comunicaron la decisión que habían tomado, y fue el mismo Zeus quien lo convenció de firmar el pacto de paz.

El día lunes por la mañana, Saori había ordenado que nadie se acercará a los templos, ni a la cámara de Athena, en dónde ella se encontraba con su padre.

Alrededor de ellos estaban las doce armaduras, y el casco del patriarca, fue entonces cuando Saori elevó su cosmos, al igual que el dios Zeus.

Para cuándo los cosmos de Athena y el dios Zeus ya estaban en su punto máximo, Hades se les unió, pues sin él, no podían traer de vuelta de la tierra de los muertos a los caballeros.
Además, de que ya eran casi las seis de la tarde.

Zeus: Caballeros de Athena, aquellos que custodian las doce casas. - hablo, elevando aún ma su cosmos - Yo, Zeus, el dios de dioses, les ordenó que vuelvan a la vida.
Hades: Yo, Hades, dios del Inframundo, les autorizo salir de la tierra de los muertos.
Athena: Mu de Aries, Aldebarán de Tauro, Saga y Kanon de Géminis, DeathMask de Cáncer, Aioria de Leo, Shaka de Virgo, Dokho de Libra, Milo de Escorpio, Aioros de Sagitario, Shura de Capricornio, Camus de Acuario, Afrodita de Piscis y Shion de Aries, patriarca del santuario. - terminando de nombrar a los caballeros - Yo, Athena, su diosa, les ordenó que vuelvan a la vida.

Las armaduras brillaron, al igual que el casco del patriarca, y a lado de estás, los cuerpos de los caballeros se materializaron, se miraron con sorpresa, aún más al saber que frente a ellos estaban el dios Zeus y el dios Hades.

No podían creer que estaban una vez más ahí, con vida, y no una vida prestada como en Asgard, ahora estaban realmente vivos.

Shion: Athena. - arrodillándose ante ella - ¿Ocurre algo?
Athena: Mis caballeros... - mirándolos a cada uno - A partir de hoy, existe la paz entre los dioses, no habrá más guerras santas, por lo que de aquí en adelante, pueden tener una vida normal, y hacer lo que ustedes quieran.
Saga: Athena. - llamando su atención - ¿Hablas enserio?
Athena: Totalmente. - respondiendo a la pregunta del gemelo mayor - Si ustedes lo quieren, pueden permanecer en el santuario, pero si lo quieren, pueden ir a dónde ustedes mejor lo prefieran.
Saga: Kathya. - susurro y salió corriendo de la camara de Athena -

Mu, Milo, Aldebarán y Aioria se miraron, y también salieron corriendo de ahí, no sin antes hacer una reverencia.
Tres de ellos se dirigían al pueblo, y uno de ellos al lugar en el que estaba seguro de encontrar a la amazona del águila.
Sin embargo, Mu regreso momentáneamente para llevarse con él a Shion.

Shion: Explícame porque quieres que vaya contigo. - exclamó mientras casi era arrastrado por Mu - ¿Qué quieres que vea o por qué tanta prisa?
Mu: Más bien a quien, o a quienes. - respondió con emoción - Por favor, solo venga, le explicaré después.

Horas antes

El día lunes, Shippo había salido temprano a cumplir sus funciones en el orfanato, ese día Aome cubriría el turno de la noche, por lo que se encontraba con Kiki, quien se había sentido un poco mal y no había ido al colegio, y con el pequeño Shion.

Cuando Inuyasha tocó la puerta, se sorprendío de que Aome lo dejara pasar, aunque ella ya sabía que Sesshomaru llegaría en cualquier momento, por lo que su intención era que el mismo Sesshomaru lo echara de su casa.

Inuyasha: ¿Ya no estás molesta? - pregunto con incredulidad - ¿Ahora sí podemos hablar?
Aome: Toma asiento.
Inuyasha: Tu... El niño. ¿No intentará nada?
Aome: Kiki, así se llama mi hijo, y no, hablé con él, y nos dejara hablar.

Cuando Inuyasha estaba por hablar, Aome se levantó abruptamente, y salió al patio de atrás, pues había sentido una fuerte energía, pero no era amenazante y provenía del santuario.

El verdadero amor no es el primeroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora