Capitulo 8

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AMALIA

Nos bajamos en silencio, luego de su comentario no volvió a emitir palabra mientras subíamos en el ascensor. Yo estaba entre confundida y temerosa, se el recelo que Henry siempre sintió por Alex, pero vamos yo no planee esto y si hubiera podido elegir, que él sea mi jefe nunca hubiera sido una opción.

Una vez llegamos el entro primero y pude ver que lo de la cita era cierto al ver nuestro living bien arreglado. Claro que no pude disfrutar mucho esa vista porque cuando me quise dar cuenta ya me tenía acorralada contra la puerta de entrada besándome con la posesividad que lo caracteriza cuando esta celoso.

Sujeta mis piernas alrededor de su cintura y camina hacia nuestra habitación. Su beso es intenso y demandante y yo ya me olvidé hasta de mi nombre.

Me lanza sobre la cama mirándome como si fuera una inocente presa y el mi cazador y joder que quiero se cazada por él. Se sube sobre mi acariciando mis piernas, me quita lentamente mi vestido y yo ya estoy temblando, sin poder contenerme mis manos viajan hacia su pelo y tiro de él buscando devorar su boca esta vez yo.

No tiene que hacer mucho para tenerme mojada y deseosa de él, quiero y necesito ya tenerlo dentro mío. Él me tiene a su merced, desnuda y suplicante y yo quiero lo mismo por lo que no tardo nada en quitarle la camisa y los pantalones.

Relamo mis labios, admirando al escultural hombre frente a mí.

Se levanta para terminar de quitarse el pantalón, los zapatos y su bóxer quedando completamente desnudo para mí. Henry me desarma con su mirada, recorre cada parte de mi cuerpo desnudo y yo siento que el fuego me consume por cada parte por donde pasa.

De golpe me da vuelta ganándome una nalgada en el proceso, doy un grito ahogado por la sorpresa. Carajo eso siempre es tan excitante.

-Estuve todo el maldito día pensando en ti Amalia y queriendo hacerte mía una y otra vez- Yo solo asiento perdida en sus caricias y su voz ronca que es demasiado sexy.

Henry besa mi espalda y mueve mi braga a un lado para jugar con sus dedos en mi clítoris, yo comienzo a jadear sin poder controlarme. Introduce un dedo y grito un poco, una leve molestia se instala que se intensifica un poco cuando mete otro.

Comienza a moverlos despacio y poco a poco esa molestia desaparece.

Ahora solo es placer y yo solo soy gemidos y jadeos, este hombre me vuelve loca. Henry saca sus dedos y sin esperar me penetra de golpe, grito de sorpresa y placer sintiendo como mis músculos lo atrapan. Escucho sus jadeos en mi oído y la sensación es abrumadora.

Me llena por completo.

Se mueve rápido y sin piedad y se por qué lo hace, es decir nos gusta el sexo rudo, pero sé que está molesto por la situación. Toma mi cabello y lo tira hacia atrás provocando que arquee mi espalda.

-Dime de quién eres? - Jadea esa pregunta en mi cuello mientras sale y entra en mi fuertemente.

-Yo... yo...- No puedo hablar, menos emitir una oración completa. No creo que pueda aguantar mucho si sigue así.

-Dímelo o te castigare- Sale de mí y me da otra nalgada.

-Tuya... Siempre tuya- Jadeo como puedo cuando vuelve a penetrarme de una estocada.

-Eso es mi princesa... siempre mía...

Henry sale de mí y se acuesta y me pide que lo monte, pero de espaldas hacia él. Apoyo mis manos en sus rodillas y comienzo a moverme, tener el control me encanta porque siempre es el quien me domina en la cama. Aprieta mi trasero fuerte haciendo que sienta como mi orgasmo va creciendo.

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