Extra III

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HENRY

Tarde otra vez.

Me sentía pésimo, los últimos meses el trabajo me había consumido al punto de ser casi un fantasma en mi casa y la culpa no dejaba de echar raíces venenosas dentro de mí. Y esa culpa no hiso más que agudizarse cuando entré a casa y vi la mesa dispuesta en el comedor que ya estaba a oscuras.

"Tengo algo increíble que contarte, ven temprano a casa hoy" eso me había pedido Amalia cerca del mediodía y yo otra vez había fallado.

Como lo hacía siempre últimamente, ni Amalia ni Lini me recriminaron nada y a mi hija también le estaba fallando, ya ni siquiera llegaba a casa para leerle antes de dormir y era algo tan nuestro eso.

Pero repito jamás me reprocharon nada y eso me hacía sentir peor y más en momentos como estos cuando veía a mi esposa dormida sin mí a su lado. Eran más de las dos de la mañana cuando entre al dormitorio, quería despertarla y explicarle y también hacerle el amor, pero era tarde y no quería quitarle horas de sueño.

Me quité la ropa para ponerme el pijama y fui hacia el baño a cepillar mis dientes, solo unos meses más y volvería todo a ser como antes, estaba abriendo un nuevo estudio de abogados que ya casi estaba terminado y además estaba tanteando el terreno para incursionar en la política y eso era lo que consumía la mayor cantidad de mi tiempo.

Pero estaba seguro que cuando estos proyectos se dieran en concreto podría volver a dedicarle el tiempo que se merecían mis chicas. Era un esfuerzo más.

Me acosté a su lado y la acerqué a mí, olí su cabello y me sentí en paz enseguida, Amalia se removió en mis brazos y abrió los ojos sorprendida.

-Hace mucho llegaste? - Pregunto bostezando.

-Un momento- Acomodo su cara en mi cuello y allí se quedó.

-Henry...

-Si? - Pregunte temeroso.

-El viernes habrá un evento en el hospital- Dijo- Me darán a mí y a Alex un reconocimiento por el avance de nuestra investigación contra el alzhéimer y me gustaría mucho que estuvieras allí.

Se me estrujo el pecho y la acurruque más contra mí.

-Claro que estaré ahí princesa- La bese suavemente- Estoy muy orgulloso de ti y no me lo perdería por nada del mundo.

Y ahí en el calor de su cuerpo y el aroma de su piel me quede profundamente dormido, mañana lo haría mejor, trataría de llegar a cenar al menos. Sé que parece que al final del día estoy dejando de lado a las dos mujeres más importantes de mi vida, pero este esfuerzo también es por ellas y cuando la vorágine pase volveremos a nuestra rutina habitual.

El viernes Amalia se fue mucho antes que yo, cuando me desperté estaba solo ni siquiera Lini estaba porque se quedaría con Thomas hasta el sábado. No me gusto y quizás estaba bien y era como tomar un poco de mi propia medicina, esto debía sentir Amalia cada mañana.

Me apresure a darme un baño y vestirme para bajar a tomar un café antes de salir de la oficina, leí un poco el periódico mientras y llame a mi hija por video llamada, no me presto mucha atención porque estaba teniendo una pelea por waffles con su prima menor.

Cuando termine ordene todo y tome mi maletín y el esmoquin que usaría esta noche y salí rumbo al trabajo. Hoy tenía una agenda imposible, pero había cuadrado todo para terminar temprano, no iba a defraudar a Amalia hoy, esta noche era especial para ella y yo quería estar ahí apoyándola.

Crisis.

Así se resume todo el jodido día, una crisis tras otra y otra. El techo de la nueva estructura colapso y eso se llevó buena parte del día yendo de un lugar a otro y para terminar la llamada con un senador que consumió toda mi tarde.

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