HENRY
La miraba dormir y la paz y tranquilidad que sentía era casi imposible de describirla con palabras, finalmente estábamos en casa, en nuestro hogar juntos y yo no podía sentirme más feliz por ello. Había muchas cosas que resolver aun, pero era justo lo que necesitaba.
Todo se reducía a ella.
A Amalia.
Porque si, yo era esa clase de hombre que estaba total y absolutamente entregado a su alma gemela y ella era irremediablemente la mía.
El viaje o nuestra segunda luna de miel como me gustaba decirle fue soñado, habíamos llegado hacia dos días, pero recordaba cada momento o detalle. Lo ame y por dios que lo necesitaba, realmente necesitaba un respiro de toda la mierda que habíamos pasado.
Todo lo sucedido con ambas familias me había destrozado, pero para mí tranquilidad eso estaba en proceso y yo sin tener que volver a Londres cerré esa parte de mi vida. Por un micro instante pensé en no vivir del rencor y al menos intentar dialogar con mi madre, pero en cuanto lo pensé todas las imágenes de todo lo que paso y nos hicieron invadieron mi mente y no pude.
No puedo perdonarlos y nos los quiero cerca mío o de mi esposa, mucho menos de ella.
De Vanessa no tenía rastro y me preocupaba porque no sabía a qué atenerme con ella y más con las cuentas congeladas y abandonada por su amante. No creo que sea tan idiota de intentar algo cuando sabe que tiene todas las de perder, pero no me confió.
Amalia se remueve en mis brazos y me trae de vuelta a ella, acarició su piel desnuda y la contemplo. Su piel es exquisita y sus curvas... dios esas curvas que me vuelven loco estas últimas semanas se acentuaron más.
Ese solo pensamiento ya produjo en todo mi cuerpo una onda de excitación, quiero, deseo y necesito volver a tomarla. Deseo escucharla gemir mi nombre otra vez y que me haga gemir el suyo como solo ella sabe. Pero me contengo al menos unas horas para que descanse.
O al menos debería.
Acaricio su piel y despacio la coloco hasta dejarla acostada boca arriba en la cama, la miro y se me antoja perfecta. No me aguanto, no con ella que es mi jodida debilidad asique comienzo a dejar un camino de besos desde sus labios hasta su cuello, delineo su clavícula y me quedo en sus pechos.
Ella se remueve aun dormida, suspirando. Sus pechos encajan perfectos en mis manos y los acaricio lentamente hasta que acerco mi lengua a uno de ellos y luego voy hacia el otro. Gime muy suave y eso me calienta más.
Bajo, dejo un patrón de besos por su vientre y me quedo allí un rato, su piel es cálida y me hipnotiza. Los sonidos que emite me embelesan y mi erección duele y palpita por perderse dentro de ella.
Bajo más... hasta sus muslos a los que acarició y beso. Le separo las piernas y el jodido paraíso me recibe. Solo me acerco y soplo su zona, jadea y sé que esta despierta, aunque no abra los ojos. Su pecho sube y baja a un ritmo acelerado. Tomo sus muslos con mis manos y los aprieto al tiempo en que mi lengua hace contacto con su clítoris y su sabor me invade.
-Henry...- Gime y eso fue suficiente para que toda mi cordura se evapore, porque solo escucharla me corrobora el hombre hambriento de ella que soy y ahí entre el paraíso de sus piernas es donde amo perderme...
La semana comenzó y con ello nuestras responsabilidades, me hubiera gustado tenerla solo para mí, unos días más, pero ambos debíamos volver a nuestros trabajamos. Sobre todo, Amalia que por más que Alex la cubriera ya no podía faltar.
La dejo en el hospital y me dirijo al bufete donde seguro varios documentos esperan por mí, sé que Cristopher se hiso cargo mientras no estuve, pero el jefe en definitiva soy yo. Y a pesar de que sé que tengo varias reuniones y además ir al juzgado el solo saber que ya no debo fingir más me da un alivio que no puedo explicar.
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Our Love Story
RomanceSecuela de "Seduction Games" Un año paso desde la propuesta de matrimonio de Henry y finalmente se encuentran preparados para dar el gran paso. Amalia y Henry dan inicio a su vida de casados, con sus carreras solidas y un amor al parecer inquebranta...