Capitulo 40

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HENRY

DOS MESES DESPUES...

Habían pasado ya dos meses, cada día me sentía mejor y aunque seguía trabajando desde casa, de a poco había empezado una rutina de ejercicios livianos. Me sentía bien y por primera vez en mucho tiempo me sentía en paz.

Al fin y nuestra pesadilla había quedado atrás y podía decir con certeza que todo había acabado. Tanto a mi padre como a Robert luego de enjuiciarlos los condenaron a cincuenta años de cárcel y Vanessa bueno, a ella le fue un poquito peor, con dos condenas por intento de homicidio y el asesinato de nuestro bebe la reclusión perpetua en una cárcel de máxima seguridad es lo que obtuvo. Respire profundamente cuando escuche las sentencias porque por fin podíamos vivir en paz.

La casa era un caos porque habíamos decidido con Amalia mudarnos y había cajas por todos lados, no fue una decisión fácil porque si bien teníamos muchos buenos recuerdos aquí todo lo que paso con esa mujer dejo muy mal a mi esposa y la mancha de sangre que había en el piso era un recordatorio de eso.

Había comprado una casa muy linda en un barrio muy tranquilo, no era una mansión, pero si era bastante grande, lo mejor era el enorme parque con piscina que había y ya podía imaginármela tomando sol en bikini para el deleite de mis ojos.

Aun no se la había mostrado porque era una sorpresa que estábamos preparando todos para el día de su cumpleaños que era en dos días, asique mañana se llevarían todos los muebles y al día siguientes Thomas con todos los demás irían a preparar su festejo. Ella creía que íbamos a mudarnos a un departamento que vimos y yo fingí señar, la realidad es que la casa ya era nuestra y esperaba que le gustara tanto como a mí.

Tuve que contratar gente que se ocupe de hacer la mudanza y acomodar nuestras cosas bajo mis indicaciones porque no podía desaparecerme mucho tiempo o Amalia sospecharía, ella tendría guardia esta noche y volvería mañana por la tarde asique no tenía mucho margen para hacer todo solo.

-Ultima caja armada- Me saca de mis pensamientos y se acerca a mi pasando sus brazos por mi cuello- No puedo esperar a conocer nuestro nuevo hogar.

-Yo no puedo esperar por estrenar cada rincón contigo- Se sonrojo, aún seguía haciéndolo y yo amaba eso de ella, en realidad amaba todo de ella.

-Debo irme ya- Me beso- Mañana llegare por la tarde y pasaremos nuestra última noche aquí, tengo pensado cocinar algo rico y que bebamos unos tragos para despedir esta etapa. ¿Qué te parece?

-Me parece una hermosa idea- Vuelvo a besarla- Te estaré esperando.

La tomo de la cintura y la aprieto contra mí, busco su boca nuevamente y me sumerjo en ella, su sabor es adictivo y toda ella me vuelve loco. El calor del beso comienza a subir y debo controlarme y parar porque de lo contrario no saldrá de esta habitación.

Por la noche cene algo ligero y trabaje un poco antes de subir y tomar una ducha, estaba cansado y necesitaba relajar el cuerpo. Cuando me metí en la cama Amalia me hiso una video llamada y cuando una emergencia llego se despidió de mí, yo me acosté y no tarde mucho en dormirme.


Eran casi las diez cuando ya estaba listo para salir a nuestra casa con el camión de mudanzas, no estaba muy lejos de aquí eran casi veinte minutos de trayecto. Cuando llegue di las indicaciones y subí hasta nuestra habitación a dejarla lista. Casi dos horas me tomo, Amalia tenia mil cosas y no entendía de donde sacaba tanta ropa o zapatos y ni hablar del maquillaje, ahora me aplaudo al construirle un vestidor personal, si hubiera dejado uno solo mi ropa no habría entrado.

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