Capitulo 20

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HENRY

Han pasado dos semanas del alta de Amalia y hemos estado viviendo en una montaña rusa constante de emociones. Fue literal cuando dije que solo seriamos ella y yo, lo necesitaba como el aire para respirar.

Pero el casi ni dormir ya está pasándome factura, es difícil hacerlo cuando todas las noches se despierta llorando y a los gritos por las pesadillas que tiene, que solo se calman cuando nos meto en la tina y con calma la baño y luego la acaricio para dormir. Todo eso se lleva buena parte de la madrugada y para cuando quiero conciliar el sueño debo levantarme a adelantar algo de trabajo.

Decidí que todo lo que dure la recuperación de Amalia trabajaría desde la casa, pero aun así debo levantarme temprano y revisar todos los documentos y cosas que se hacen si no estoy allí.

No me quejo, cada noche de insomnio vale la pena si mi esposa puede dormir unas horas. No la está pasando bien y no quiere ir a la psicóloga, no la presiono y menos después de la discusión que tuvo con Thomas por ese tema. Estoy esperando a que se dé cuenta que realmente lo necesita y me lo pida.

Me rompe el corazón escucharla llorar y más porque lo hace cuando no estoy cerca, sé que lo hace para que yo no sufra y lo que ella no entiende es que solo verla triste a mí me hace sufrir y saber que no puedo hacer nada me destroza. Me hace sentir inútil e impotente, odio esta sensación que tengo de saber que sufre porque no pude hacer nada por evitar que esto pasé.

Hay días en donde está más animada que otros y son esos días que yo agradezco infinitamente, sé que lo está intentando y yo no puedo admirarla más. Me siento malditamente orgulloso de que en días como hoy se levante y trate de mantener esa hermosa sonrisa que me desarma a pesar de toda la mierda por la que paso.

La policía ya cerro el caso de su investigación porque no hay pruebas ni un indicio ni sospechosos, ese día quise romper todo mi estudio, no pude hacerlo porque no quería preocupar a Amalia. Tuve que conformarme con ir a nuestro gimnasio y golpear el saco de boxeo tantas veces hasta lograr calmarme.

Son las dos de la madrugada y le doy vueltas al vaso de wiski que me serví hace rato cuando bajé luego de asegurarme que dormía, realmente lo necesitaba porque el nivel de estrés que tengo me está matando. No dura mucho cuando escucho los gritos que salen de la habitación y corro hasta allí para calmarla.

Llora y grita entre sueños mientras se frota las manos, siempre es lo mismo. Busca la sangre por todos lados hasta que se da cuenta que ya está despierta, la mirada de terror que me da cada noche es como un cuchillazo al pecho.

-Mi amor... despierta es una pesadilla- La llamo mientras ella se remueve en mis brazos agitada y llena de sudor- Amalia despierta! - Le grito porque es la única manera de que reacciones, para cuando lo hace abre los ojos y mira sus manos negando. Es cuando levanta la vista y me mira que rompe en llanto como cada noche.

-Henry... yo... había sangre y... - La abrazo y trato de calmarla.

-Tranquila mi amor- Le doy pequeños besos por el rostro cuando vuelve a recostarse agitada- Fue una pesadilla, ven vamos.

Como cada madrugada ella se levanta y me acompaña al baño donde lleno la tina con agua caliente y sales para que se relaje, ella no habla en todo el proceso solo se mantiene con la mirada fija en sus manos. Cuando el agua esta lista la desnudo y hago lo mismo para meternos en la tina.

Me recuesto y la llevo conmigo hasta pegar su espalada a mi pecho, siempre busca mis brazos y los coloca alrededor suyo en un abrazo buscando sentirse segura, cuando esta calmada, comienzo a acariciarla para que se relaje mientras voy dejando pequeños besos en su cuello hombros y en su espalda que se ha convertido en mi lugar favorito.

Our Love StoryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora