XVII

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Bruno Bergeron

Porqué se me ocurrió quererte, si no puedo tenerte.

♥ ♥ ♥ ♥

[...]

Siempre he creído que Pol tiene miedo de enamorarse, y lo confirme cuando me puse a investigar.

La psicología lo define como Filofobia, que se trata del miedo a enamorarse. Impide que la persona se comprometa emocionalmente con otra persona debido a este miedo intenso. La frialdad, la distancia, y el desinterés hacia la persona por la que empezaba a haber un vínculo emocional se apoderan de la persona con filofobia. La filofobia lleva implícita una seria de miedos: miedo a la pérdida de la libertad, miedo a la pérdida de la propia individualidad, miedo al abandono, miedo a que la pareja no cumpla las expectativas previstas...

No les recuerda a alguien, porque a mi si... a mi me recuerda a Pol Rubio.

Estás personas viven con el malestar emocional, un miedo que la persona no sabe como controlar. El miedo desencadena un seria de conductas que ayudan a lidiar con la situación amenazante, pero que afecta a su calidad de vida y no permite a la persona una correcta implicación emocional.

Quiero preguntarles algo, quien está peor, alguien que tiene miedo de amar o alguien que muere por se amado por la única persona que nunca podrá hacerlo.

Siempre creí que Pol, era frío y distante conmigo por el hecho de que era un hombre, ya saben Pol Rubio era el chulito de la clase, se había tirado a tantas tías del salón y a tantas mujeres fuera de el.

Llegue a sospechar que Pol era tan cruel conmigo porque le pesaba aceptar que se había acostado con un hombre pero no. Pol Rubio simplemente tenía miedo a enamorarse de mi. Tenia miedo a formar un apego emocional, tenia miedo a amar y eso era tan confuso para mi....

[...]

—Buenos días Bruno — saludo mi Yaya al instante que salí de mi habitación

—Yaya, ¿cuando llegaste?

—Hace un momento

—¿enserio?

—Claro, los adultos también podemos irnos de fiesta

—Vaya que si Yaya, aunque debo decir que duro que casi una semana tu fiesta

—Y fue una pasada Bruno

—Me alegro Yaya — comenté sirviendo un vaso de agua.

—¿Y tu como vas?

—Todo bien Yaya — sonreí.

—Oh, acabas de sonreír, hace mucho que no veía tu sonrisa — comento mi Yaya sonriendo —¿Entonces a quien se debe?

—A Pol...

—¿Pol?

—Mmm

—¿Pol Rubio?

—Si, ¿acaso conoces a otro Pol Rubio, Yaya?

—No — respondió firme mi Yaya — Bruno, espero que sepas lo que haces

—Yaya, tranquila Pol está siendo maravilloso

—¿Maravilloso?

—¿Cuántas veces han follado?

—¡Yaya! No es sobre el sexo

—¿Enserio?

—Yaya...

—¡Que! Bruno no me puedes culpar, Pol Rubio queriendo algo más que sexo como si fuera posible — dijo mi Yaya y eso hizo que sintiera una punzada en mi corazón.

Siempre a sido él.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora