Querido Caleb:
Te seguí hasta el hospital
Ella estaba allí
Pero ni tu padre, ni tu hermana
Quiza no sepan nada
Me ha pedido que me fuera
Que ibas a estar bien
Un par de rotas costillas
Y te escucho reír
Al parecer no puedes fumar aquí.
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Dear, Caleb.
Ficción GeneralQuerido, Caleb. Así empiezan las cartas, para el chico de los cigarrillos, ese que rara vez sonreía, el que a un lado de mi ventana siempre se encontraba, pero en algunas madrugadas escapaba de casa, por supuesto, yo rara vez sabía donde estaba, y m...
Duodecima Carta:
Querido Caleb:
Te seguí hasta el hospital
Ella estaba allí
Pero ni tu padre, ni tu hermana
Quiza no sepan nada
Me ha pedido que me fuera
Que ibas a estar bien
Un par de rotas costillas
Y te escucho reír
Al parecer no puedes fumar aquí.