Querido, Caleb:
No puedo evitar sentirme algo difamada
Con todos esos comentarios que circulan por ahí
Siempre y cuando la mayoría no se verdad
O eso es lo que siempre voy a esperar
Verás, he abierto la caja
Tal como me has pedido
Y me he sorprendido con su contenido
Pero esta vez no llore
Es lo que tanto espere
Tantas batallas tiradas por la borda, para un resultado magnifico
Dos boletos de ida
Sin prisa
Desaparecer sin dejar huellas
Fugarnos
Con el placer de que nada será en vano
Vamos a encajar en algún lado
Siempre estaré contigo y tu conmigo
Sonrío aunque probablemente todo este perdido
Sin nada que perder
Estuve sufriendo y no tengo nada que ofrecerte
Pero puedo llenar cada espacio de tu vacio y maldito corazón
Me convertiré en todo lo que he deseado
Mi cabello he profanado, mi guardarropas he renovado
Valijas he armado
Tu mano en mi mano
Y cuando creí ser feliz
Demonios, sabérmelas todas, inventarme algunas otras
No sabía lo que me esperaba
Por supuesto que no lo sabía
"Siempre y cuando me ames Nevae, no llorarás y no sufrirás, tan solo creerás."
Solo veo personas que no quiero ver
Escucho historias que no quiero escuchar
Palabras insulsas a oídos desesperanzados y desahuciados
Enciendo un cigarrillo que no debería encender
Me lo arrebatan
Y alguien te menciona
Llenan tu nombre de hechos perdidos en el tiempo
Se ha vuelto natural saber que todos mienten
Lo examino, de arriba a abajo
Y siento una necesidad inmensa de asesinarlo
Maldigo verte en sus pupilas dilatadas por el improvisado llanto
Evan
Has vuelto a los medicamentos
Pero vamos Caleb, no te rindas, dime que sientes
Tu encerrado allá
Y yo encerrada aquí
Tu leyendo cartas
Y yo esperando respuesta
Nos miramos más
Gritamos a ciegas
Esto va a acabar
Los boletos ya tienen fecha
El mapa tiene puestas unas 5 tachuelas
Una cena a la luz de las estrellas
Por los psiquiatras
Por las mentiras de cristal
Ahora soy legal, nadie me puede mandar
Un brindis también por eso
Me despido
Un beso, y un hasta luego Caleb.
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Dear, Caleb.
General FictionQuerido, Caleb. Así empiezan las cartas, para el chico de los cigarrillos, ese que rara vez sonreía, el que a un lado de mi ventana siempre se encontraba, pero en algunas madrugadas escapaba de casa, por supuesto, yo rara vez sabía donde estaba, y m...
