Cuadragésima tercera carta:

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Querido, Caleb:

¿Te has preguntado que pasa con los corazones rotos?

Digo, hay millones cada año

Cada mes, cada que caminamos

Siempre alguien llora por algo que lo destroza u hace daño

No es porque yo sienta que el mío se rompa 

¿El porqué? Quiero creer que no tengo corazón que se pueda quebrar

Una vez más miro tus ojos azules a mi lado, apaciguando la fogata en medio de la nada

Tocas la sonora melodía que tanto te caracteriza, rasgas tu uñas con tanta destreza

Observas un punto indefinido de mi cabeza

Rasgas mi ropa al compás de las cuerdas

Nos hacemos uno a la luz de la noche y estrellas

Te llevas lo poco que me quedaba de pureza

Intentabas alejarme de ti

Y ahora más cerca no puedo estar

Subimos la colina

En busca de el mar, y por supuesto su orilla

Dejas un rastro de colilla

No hay mejor amanecer que el que suelo contigo descubrir

Escribes algo en la arena

Saltamos hasta casa

Aunque no quiera debo admitirlo

Algo dentro de mí se agrieta

Cuando la ventana cierras

Y yo me veo obligada a cerrar la mía también

El espejo que me juzga tanto cae

Sonando por toda la habitación

Pedazos de cristal, uno aquí

Otro por allá

Me dejo llevar 

Brindo y me corto por lo que pueda pasar

Deseo no estar viva más

Dejo de morderme la lengua para no gritar

Nadie me va a escuchar

Creo que a la sociedad no le importara cavar un hoyo más

Nadie me va a recordar

El reloj marca las 10:00

Y como lo supuse antes de empezar

Nadie la puerta ha venido a tocar

Para ver si aun puedo respirar.






Dear, Caleb.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora