Quincuagésima Carta:

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Querido, Caleb:

La vida no es fácil, digo, nunca lo fue, ni lo será

He cruzado océanos, he nadado desiertos

Pude haber regalado sonrisas llenas de remordimiento y sacrificios

Sentí infinidades de caídas desde el mismo acantilado

Todos se olvidaron que yo podía respirar

Que yo podía sentir

Desperté una vez más en esta habitación tan fría como el mismísimo infierno

Y fui en tu búsqueda

Les demostrare que lo haré

Que lo conseguiré una vez más

Tan solo era una niña que jugaba a amar

Podía jurar que la vida que conté aquí no era la mía

Puede que le perteneciera a alguien más

Una niña tan frágil que podían pisar

Una niña tan miedosa que todos creían que era valiente

Pero solo era eso, una niña

Claro que se vale mirar a atrás

¿Y recordar?

Pero eso no volverá a pasar

Y demonios...

Lo debo aceptar

Tengo tantas cosas que contarte

Aunque sé que no diré nada 

Tienen que hacerte algunas pruebas

Y a casa irás

Vaya, vida mía, ya no tienes hogar

¿A donde me llevarás?

Sabes, debes recordar que donde tu vayas, yo te seguiré

Tomaste mi mano, y te miré, y solo dios sabe cuanto yo te extrañe

"Escribe para mí, Nevae..."

Lo haré

Mientras tenga dedos y pueda usarlos para definirte

Para hacer que te quedes aquí

Estuve rota Caleb, y lloraba, y gritaba

Puedo vernos hace unas cartas atrás

Y no reconocer quien fui

Pensé que esto de 'huir' solo era de forma física

Pero también huí de aquellas cadenas que me resquebrajaron la cabeza

Llevo con orgullo mis marcas de guerra, lástima que mis medallas se las llevo la marea

  —¿Estamos aquí?

 —No nos iremos jamás

Fue difícil dejarte ir, lamento haber hecho todo mal

¿Puedes perdonarme?

¿Puedes perdonar aquellas locuras que cometí?

  —Lo intento, de verdad intento no volver a romper tu corazón

Dear, Caleb.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora