Trigésima octava carta:

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Querido, Caleb 

Detesto cuando me pasa esto

Un sueño muy bueno

Que a oscuras podría tener pinta de ser cierto

Despierto

Y mi uso de razón recupero

Podría jurar que todo lo que vi allí fue real

Fue como una cucharada de ¿nuestra? propia libertad

Es como si en mi cerebro quedasen atrapados esos momentos

Que en la noche revuelan por la comisura de mi cuello

En la realidad alterna, íbamos, si, tu y yo de la mano

Saltando y jugando, como un par de estúpidos enamorados

Pero de la nada caías, y yo solo de observadora estaba

Asesinaba para recuperar tus ojos bellos

El viento era un almizcle del olor de tu cabello

Y yo

Cada día que pasaba

Cada atardecer

Y cuando ya la noche tenía que caer

En colilla de cigarrillo me convertía

De mis labios solo brotaban cenizas que enceguecían 

Solo me deje llevar

Pensé en no pensar más nada

Sin embargo, estábamos juntos de nuevo

Tu eres la causa de esta sensación que  se lleva mi respiro 

Y lo transforma en ansias

De olvido y a la vez de estar contigo

No suelo creer en el significado de los sueños

Pero algo sí te diré, creo en vencer a los enemigos

Y ahí es que maldigo mi romanticismo

La idiota en la que me has convertido

Un amor excesivo y posesivo

Saldré contigo a medianoche

Espero que no te escuchen tus captores





Dear, Caleb.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora