Trigésima quinta carta:

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Querido, Caleb:

Sea una obra del destino

O me atrevo a involucrar al Dios mismo

Es justicia divina

Tal vez una absorbente desdicha

Una vez más

Te escuche gritar

Ella sale con paso rápido del que es tu hogar

Y tu no la sigues

Ni siquiera saliste

"Romper"

Le dicen

Pasaron un par de horas 

Donde no volviste

Un policía te trajo

Todo empapado

Al parecer adormilado

Un suero extraño te han inyectado

¡Sorpresa!

Te quisiste lanzar de un acantilado

Sonara un poco cruel

Pero eso risa me causo

Solo catástrofes traes contigo, Caleb

Un huracán vuelto cenizas

Un sentimiento hecho trizas

Un grito de auxilio que asfixia


Una tormenta se avecina.





Dear, Caleb.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora