Capítulo 14

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Mencía

Me desperté por unos gritos. Eran las 11 de la noche pero yo tenía sueño ya que la noche anterior no había dormido nada.

Cuando llegamos a casa no había nadie y Daniela y yo nos pasamos toda la tarde comiendo chuches y viendo películas.

Me levanté y fui directa a donde se oían los gritos. La cocina.

-Mira Laia, estoy cansado de que hagas lo que te dé la gana-le regañó mi padre a mi hermana.

-Es que no entiendo porque a mí me tienes que regañar y a Mencía que hace cosas peores no la dices nada-rechisto mi hermana.

-Mencía no hace nada, al revés, hace todo lo que la mandas.

-Es que me voy a ir con mamá.

-Pues vete, lo único que haces aquí es hacer daño a la gente, y más a tu hermana, que yo creo que la tienes envidia.

-Buah, no os soporto.

Mi hermana salió de la cocina y a mi no me dio tiempo de reaccionar y esconderme y me vio.

-Asi que cotilleando conversaciones de mayores, ¿no?-me dijo mi hermana con chulería.

Mi padre salió de la cocina mucho más enfadado y vino hacia nosotras.

-Laia ni la mires ni la dirigas la palabra. ¡Vete a tu habitación ya!-la grito mi padre.

Mi hermana no dijo nada más y se fue a su habitación. Mi padre se sentó en el sofá y se llevó las manos a la cara. Yo me senté a su lado para intentar consolarle.

-Cada día la soporto menos-me dijo con voz temblorosa.

-Yo igual-le di la razón.

-No quiero que se vaya, porque también es mi hija, pero si lo único que va a hacer es hacer daño a la gente mejor que ni venga.

-¿Se va a ir?-pregunte intrigada.

-Ella dice que si, pero no lo sabemos seguro.

-¿Y a donde?-pregunte aún más intrigada.

-Con vuestra madre.

Sólo pensar en ella y ya me revolvía el estómago. Abracé a mi padre intentando consolarle. Justo bajó Laia con unas maletas y unas cajas.

-¡Me voy! No quiero saber nada más de vosotros-nos dijo gritando mientras iba hacia la puerta la cual cerró de un portazo.

Mi padre no aguanto más y se puso a llorar. Yo le abracé intentado consolarle pero no conseguía nada. Bajó Daniela.

-¿Que pasa?-pregunto con la voz medio adormilada.

Se acercó a nosotros y se sentó al otro lado de mi padre y nos abrazó a los dos.

-Laia se ha ido de casa-le soltó mi padre.

Daniela se levantó rápido del sofá.

-¿¡Y porque!?-dijo medio gritando.

-Hemos discutido y a dicho que se iba a casa de su madre, que no quería saber nada más de nosotros.

-¡La habéis echado! ¿Pero estáis mal? Que es tu hija-dijo señalando a mi padre-y es tu hermana-dijo señalándome a mi.

-Dejó de ser mi hermana en el momento en el que casi me suicido por su culpa.

-Ni me habléis, no quiero saber nada de vosotros-dijo y se subió corriendo a la habitación la cual cerró de un portazo.

Estuvimos toda la noche en el salón la mitad del tiempo llorando mi padre y yo abrazados.

Al día siguiente nos despertamos sobre las 12:00.

-Ostia, que llego tarde al entreno-dijo mi padre super alterado.

-Me voy contigo-le dije.

Nos vestimos super rápido, cogimos el coche y nos fuimos a la ciudad deportiva.

Cuando llegamos estaba Daniela en las gradas y todos los chicos entrenando.

-¿Te vas a las gradas o prefieres quedarte aquí?-me preguntó mi padre cuando llegamos al banquillo.

-Me quedo aquí, que no quiero problemas.

Me senté en el banquillo. Todos me miraron pero apartaron rápido la mirada. El único que me saludó con la mano fue Ferrán.

En el descanso vinieron a donde yo estaba ya que tenían ahí sus cosas y las botellas de agua. Las cogieron sin saludar y se fueron. Ferrán se sentó a mi lado.

-¿Se puede saber qué cojones les pasa?-le pregunté a Ferrán

-Daniela les ha comido el coco-me contestó.

-¿Os lo ha contado?

-Nos ha dicho que la habéis echado de casa, pero como yo ya me sé la historia no la he creído.

-Pero es que no la hemos echado, se ha ido porque ella ha querido.

Agaché un poco la cabeza. No puede ser que ahora mi otra hermana sea la que me haga la vida imposible.

Ferrán se acercó más a mi. Paso su brazo por mis hombros y me pegó a él.

-Sabes que te creo peque, y sabes que me vas a tener para todo.

-Jolin que mono eres Ferrán-le dije y le di un beso en la mejilla. Él solo se rió y me dio un beso en la cabeza.

Acabó el entreno y nadie me habló. Estábamos en la salida de la ciudad deportiva con Ferrán esperando a mi padre para irnos.

-¿Y tu hermana a donde se ha ido?

-A casa de mi madre yo creo. La va a volver más loca de lo que está.

-¿Donde vive tu madre?

-Ahora está viviendo en Valencia. Se echó un novio allí y se quedó. Pero la casa de Madrid también es de ella. Si quiere ir puede ir.

-¿En Valencia?-asenti-. Yo soy de allí.

-¿Eres valenciano?-le pregunté curiosa.

-Si, nací allí y mi infancia fue allí. El primer equipo con el que jugué fue el Valencia.

-Ala que guay, ¿y de que parte eres?

-De Foios, ¿conoces Valencia?

-Bueno, tengo bastante familia allí, lo único que voy poco a verlos. Mi madre conoció a su pareja allí una vez que fuimos a visitarlos.

-¿Y de que parte es?-me preguntó ahora él curioso.

-De Gandía.

-Ala justo al lado del mar que guay.

Ferrán

Me he dado cuenta que Mencía y yo tenemos más cosas en común de las que nos pensábamos.

Toda la tarde no tenía nada que hacer así que decidí en llamarla haber si quería ir a dar una vuelta por hay.

Me dijo que si así que cuando fue la hora me pase por su casa. Cuando salió me quedé tan embobado mirándola que yo creo que hasta ella se dio cuenta.

-Que guapa estás-le solté sincero.

-Gracias-agacho la cabeza vergonzosa.

-Te has puesto rojita-la dije riéndome para picarla.

-Ay calla-me dijo aún más avergonzada.

La ayude a abrir la puerta para que se montara y me monte yo también.

-¿Y a donde vamos?-me preguntó cuando arrancamos.

-No sé, ¿que te gustaría hacer?

-¿Me haces un tour por Barcelona? Que acabo de llegar hace poco y no conozco nada.

-La verdad que yo tampoco conozco mucho, pero venga vale.

Todo aquello que no pensamos ser [Ferrán Torres]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora