Capítulo 3

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Madelaine llevaba dos meses yendo y viniendo desde EEUU a España, era agotador, pero también muy gratificante que comenzaran a conocerla más en su país, aparte de que comenzar con proyectos nuevos siempre la emocionaba. Durante estos dos meses en ocasiones se había encontrado con Mónica y habían hablado, tan absortas en las conversaciones que Mad la última vez lamentó no haberse acordado de pedirle su número de teléfono. Podría llamar a Ana y preguntarle, pero no quería ponerla en ese compromiso, esperaba seguir coincidiendo en el mismo hotel que Mónica, aunque no sabía cuánto tiempo podría ser eso, ya que ella solo se hospedaba allí cuando tenía algún compromiso en Madrid.

Un golpe en la puerta de la habitación del hotel hizo que Mad despertara, se preguntaba quién podría ser, ya que tenía el cartel de no molestar en la puerta, había estado horas viajando y únicamente quería dormir. Pensó en dejar que la persona en el otro lado de la puerta se cansase y se marchase, pero la curiosidad pudo más y terminó saliendo de la cama.

Mad se bajó la camiseta larga que usaba para dormir, pues se le había subido mientras dormía

-¿Quién es? -preguntó sin llegar a abrir la puerta

-Mónica... Naranjo

La voz familiar asociada al nombre le llegó a Mad, confusa y aún con más curiosidad se apresuró a abrir la puerta, ¿cómo sabía cuál era su habitación?

-Hola -dijo Mad con una sonrisa mirando a la otra mujer

-Necesito tu baño -dijo Mónica sin preámbulos-. ¿Puedo pasar?

Mad se echó a un lado para dejar que entrase, cuando lo hizo cerró la puerta tras ella.

-Tengo un programa esta tarde, Vanesa ha ido a por mi vestido, pero me he dejado la llave del hotel en su bolso. Los del hotel van a hacer una copia, ya que la copia que tienen la banda da problemas y no abre, así que estoy sin habitación, tengo una hora para arreglarme y no tengo tiempo de esperar a que hagan la copia de mi llave, ¿podría ducharme en tu baño?

-Claro -dijo Mad con una sonrisa, en parte porque se la veía nerviosa de llegar tarde, y en parte, porque parecía que aquel pequeño favor le daba vergüenza

-Muchas gracias -dijo Mónica metiéndose en el baño

-Las toallas están sin usar, he llegado hace apenas un par de horas -le comentó Mad

-¿Te he despertado? -Mónica volvió a abrir la puerta del baño horrorizada por estar molestando-. Mejor me voy y te dejo descansar

-Mó, usa el baño el tiempo que necesites -dijo Mad agarrandola del brazo cuando se disponía a marcharse

-Pero...

-Ya me lo compensarás, ahora ve -dijo la pelirroja con una sonrisa

-Está bien...

Mónica se volvió a meter en el baño cerrando la puerta tras de sí

-Por cierto, ¿cómo sabías que estaba aquí? -preguntó Mad a través de la puerta

-Soborné al recepcionista -se escuchó una risa desde el interior de la puerta

-¡No te creo! -Mad soltó una carcajada alejándose de la puerta cuando escuchó el agua correr

Mad abrió las cortinas de la terraza, dejando que la luz del exterior se filtrase a la habitación que había estado a oscuras, se quedó mirando las vistas que tenía, cuando sintió ruido a su espalda se giró para ver a Mónica salir del baño cubierta por un albornoz

-Gracias -dijo Mónica con una sonrisa

-Siempre que quieras -dijo Mad con una sonrisa entrando en la habitación-. Aún no he deshecho la maleta, pero te puedo dejar algo de ropa interior si quieres

El loco juego del amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora