Madelaine miró con curiosidad el número que la llamaba, era sábado por lo que le sorprendía aún más que precisamente ese número fuese el que estuviese sonando
-Vane, que sorpresa -dijo Mad sorprendida
-¿Estás trabajando? -preguntó Vanesa al otro lado del teléfono
-No, tengo el día libre -Mad estaba intrigada, aunque había coincidido con Vanesa en algunas ocasiones y le caía bien, lo cierto es que no habían salido a solas nunca, su relación se debía mayoritariamente a que Mónica siempre estaba con ellas
-¿Podrías traerme unos documentos a Villa Mónica? -preguntó Vanesa-. Son bastante importantes y no se lo puedo pedir a cualquiera
-¿Y te fias de mi? ¿No es más conveniente que te lo lleve alguien de tu equipo? -preguntó extrañada la pelirroja
-Sí, claro, pero me sabría mal que viniesen solo para eso, había pensado que si tú no tienes inconveniente podrías traerlos y quedarte el fin de semana
-¿Mónica sabe esto?
-Claro -Vanesa soltó una carcajada-. ¿Cómo iba a invitarte a su casa sin su consentimiento? Iba a llamarte ella, pero está ocupada en estos momentos y me pidió que te lo preguntase yo
-En ese caso, claro, no hay problema
-Perfecto, le diré a alguien del estudio que vas y que te entregue los papeles, muchísimas gracias
Madelaine colgó el teléfono con una extraña sensación, no estaba acostumbrada a que sus reuniones con amigos quedasen concertadas con un mánager, pero suponía que Mónica realmente tendría que haber estado ocupada y quizás la invitación fue algo de último momento y por eso no le había comentado nada con antelación.
Dos horas más tarde Madelaine tocaba el timbre de Villa Naranjo, los coches aparcados en la puerta indicaba que no era la única invitada a aquella reunión. La puerta se abrió y apareció Vanesa, su cara reflejaba culpabilidad, aunque sonreía con la típica sonrisa de disculpa.
-Muchas gracias, tengo que irme -dijo cogiendo los documentos que le había entregado Mad-. Intenta no odiarme mucho -dijo mientras se alejaba-. ¡Y que nadie salga! Las llaves de los coches están en un jarrón de la cocina, no se lo digas a nadie hasta... bueno te darás cuenta. ¡Adiós!
-¿Pero qué...?
Madelaine se quedó mirando como se marchaba sin saber muy bien que estaba pasando. Sabiendo que no iba a averiguarlo quedándose allí plantada, se encaminó hacia la puerta de la entrada de la vivienda, estaba abierta, así que asomo la cabeza
-¿Hola?
No hubo respuesta por lo que entró, miró al salón, no había nadie, tampoco en la cocina, escuchó sonidos en la parte de arriba y se dirigió hacia allí. Cuando llegó al final de las escaleras el sonido de unos gemidos hizo que se paralizase. De repente, la cara de culpabilidad de Vanesa había cobrado sentido, Mad no había disimulado su atracción por Mónica, era evidente que le gustaba y muy probable que su manager se hubiese dado cuenta, ¿pero en ese caso porque la había llamado cuando Mónica estaba acostándose con otra persona? ¿Era quizás su forma de decirme que no tenía ninguna posibilidad? Pero en ese caso, ¿por qué no decírselo directamente? ¿Por qué permitir que lo presenciara? No creía que Vanesa fuese de las que le gustaban hacer daño porque sí, pero no terminaba de comprender aquello. Las respuestas tendrían que esperar, quizás la llamase luego, pero en ese momento lo único que quería hacer era salir corriendo de aquél lugar antes de que...
-¿Madelaine? -Mónica se sorprendió al ver a la pelirroja allí-. ¿Qué haces aquí?
-Mierda... -murmuró Mad cerrando los ojos como si eso la pudiera hacer invisible, se giró lentamente-. Yo..., esto... había venido a traer algo, pero ya me iba...
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El loco juego del amor
FanficMadelaine vuelve a su país después de labrarse una fama en EEUU, la vuelta a España es de forma temporal, mientras trabaja en unos proyectos en la que fue su tierra. La vuelta a casa hará que se reencuentre con viejas amistades, amores en el aire, n...