Capítulo 35

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Madelaine llevaba quince minutos acariciando y jugando con Unai que seguía dando saltos y moviendo la cola de felicidad al verla.

-Has crecido precioso -dijo Mad dándole un beso en la cabeza

-Te ha echado de menos -dijo Mónica con una sonrisa

-Y yo a él

Madelaine llevó sus cosas a la habitación de invitados que había usado con anterioridad, después bajó para ayudar a Mónica a colocar las cosas que había comprado

-Había pensado en empezar mañana, ¿o quieres comenzar ya? -preguntó Mónica

-Mañana está bien, aunque vas a tener que ayudarme con la técnica, no he cantado ópera nunca

-¿Es cierto que odias el álbum?

-¡No! Ángel empezó a decir que odiaba todas las canciones que no quería cantar. Tengo el disco, al igual que la mayoría de tus canciones me la sé, es solo que no es igual cantarla en el coche de cualquier manera que interpretarla, y Lubna es de tu ópera rock, por lo menos no es clásico al cien por ciento.

-Bueno el que sepas la canción ya nos da una ventaja -dijo Mónica. Se quedó mirándola con una sonrisa-. Te queda bien, pero te veo muy rara con ese bicolor del pelo

-En cuanto me duche empezará a irse, o eso espero -dijo Madelaine divertida

***

Mónica y Madelaine eran muy diferentes en su forma de dormir, mientras que Madelaine era incapaz de dormir con la puerta abierta, Mónica nunca la cerraba, ni siquiera cuando tenía invitados.

Madelaine se había despertado temprano, iba a correr por la playa, salió de su habitación y sonrió al ver a Unai sentado en la puerta esperando, le acarició la cabeza y se dirigió a la escaleras, desde allí se podía ver la habitación de Mónica, pero no a ella.

-No vayas a despertar a mami -susurró Madelaine entrando con sigilo a la habitación de Mónica y dejándole una nota

Madelaine miró a la cantante dormida, tenía un aspecto de calma y paz, le retiró con cuidado el pelo de la cara, se inclinó mirando sus labios, pero le dio el beso en la frente, con el mismo cuidado se retiró, bajando las escaleras al trote con Unai siguiéndola.

Mónica abrió los ojos cuando escuchó como la otra joven bajaba las escaleras, tenía el corazón acelerado, la había escuchado entrar en su habitación y estaba a punto de abrir los ojos cuando sintió la caricia, en ese momento no pudo moverse. Miró la nota que le había dejado: "me llevo a Unai a la playa". Mónica se quedó un rato más en la cama, no podía volver a dormirse, pero se quedó tumbada en el calor reconfortante de sus sábanas. Al rato se levantó y salió a la terraza, desde allí tenía una gran vista al mar, no tardó en descubrir la figura de Madelaine que corría por la orilla con Unai corriendo a su lado.

***

Madelaine entró en la casa, Unai fue directo a su bebedero, la pelirroja fue a por una botella de agua y se sirvió. Mónica estaba allí preparando el desayuno

-Siento haber entrado en tu habitación sin permiso, pero no quería que te preocuparas al no ver a Unai -le comentó la pelirroja

-No necesitas permiso para entrar, estás en tu casa -dijo Mónica-. He preparado café, ¿quieres?

-Me voy a dar primero una ducha, estoy sudada

-Estás haciendo más ejercicio que antes -observó Mónica

-Antes solo lo hacía para mantenerme en forma, ahora estoy adquiriendo fondo, una gran cantante me dijo una vez que era importante para no ahogarse al cantar

El loco juego del amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora