Capítulo 22

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Hay un dicho muy común que dice: el ser humano es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra. Y Madelaine era un gran ejemplo de ello, le hubiera gustado poder decir que estaba borracha, incluso que no sabía cómo había pasado. Pero hubiera sido mentira, en cambio, a la luz del alba salía a hurtadillas de la habitación dejando atrás a una mujer desnuda en su cama.

Madelaine se marchó a su habitación, se metió directamente bajo la ducha, intentando borrar los besos, las caricias de la noche anterior, aunque no quería borrarlos, quería tatuarlos en su piel, pero el dolor que sentía en ese momento no podía borrarlos con agua. ¿Cómo había pasado? ¿Cómo había terminado acostándose una vez más con Mónica? La respuesta era sencilla: la deseaba.

La noche anterior los cuatro habían vuelto eufóricos, medio afónicos por los gritos y las risas de todo un día dando vueltas por Costa Rica en una carroza del orgullo, desde allí habían cantado, bailado, gritado, y sobre todo, se habían reído como nunca. Una experiencia inigualable. Cuando habían llegado al hotel, estaban tan emocionados por todo lo vivido que no habían podido dormir, por lo que habían ido a la habitación de Mónica y habían seguido la fiesta allí, dos botellas de vino y muchas risas después Agoney y Ana se habían marchado, Mónica y Madelaine estaban recordando anécdotas de los viejos tiempos, ninguna de las dos quería finalizar la velada, sin saber exactamente quién dio el primer paso, si fueron ambas o una se adelantó a la otra, terminaron besándose, besos desesperados, llenos de lujuria y necesidad, la ropa desapareció en apenas unos segundos después. Ninguna de las dos podía echarle la culpa a la bebida, no estaban borrachas, no había nada que hubiera obnubilado sus sentidos, ambas lo deseaban desde hacía tiempo y se habían dejado llevar por lo que sentían, tal y como habían dicho muchas veces en su "relación" se habían dejado fluir. Quizás después de la primera vez llena de necesidad, cualquiera de las dos podría haberse despedido, haber parado, pero ambas conscientes de lo que hacían, lo habían repetido, en esta ocasión tomándose mucho más tiempo en recorrer y disfrutar lentamente del cuerpo de la otra, hasta que agotadas se habían quedado dormidas abrazadas. Madelaine no se arrepentía de haberse acostado con Mónica, pero desearía que no doliese, quedarse solo con lo bueno y obviar lo malo, ¿pero cómo se hacía eso?

***

-Necesito saberlo -dijo Agoney sentándose en la mesa de Ana que disfrutaba de su desayuno de buffet libre-. ¿Qué hay entre esas dos?

-¿A qué te refieres? -dijo Ana haciéndose la tonta

-Hace unos meses habría jurado que estaban juntas, aunque ninguna de las dos dijera nada, eran tan monas las dos juntas que eran adorables, en cambio, ahora hay veces que creo que siguen juntas y, a veces, hay una tensión sexual entre ambas que no sé si es que necesitan resolverlo

-Es mucho más complicado -dijo Ana sonriendo al ver lo perspicaz que era su amigo-. Te recomiendo que no comentes nada delante de ellas, es un tema delicado para ambas

-Es decir, que ya no están juntas -aventuró Adoney

Ambos cambiaron el tema al ver como Mónica se acercaba, cogió café y algunas cosas del buffet y se sentó con ellos

-¿Madelaine ya ha desayunado? -preguntó Mónica

-No, aún no ha bajado -respondió Ana, cogió su taza de café y se la llevó a los labios, miró a su amiga por encima de la taza, intentando adivinar el significado de su mirada

Mónica comenzó a desayunar en silencio, cuando había despertado y se había visto sola en la cama, en un principio había temido habérselo imaginado todo, pero la cama seguía oliendo a Mad, la sonrisa de los recuerdos de la noche anterior se borró dejando paso a la incertidumbre y el miedo, ¿se había ido porque se arrepentía? ¿Había sido un error? ¿Acababa de convertir el viaje en un espacio incómodo donde se intentarían evitar? El que Madelaine no estuviera allí, después de que la cama estuviera fría, lo que significaba que hacía tiempo que se había marchado de su lado, le hacía temer que estuviera evitándola.

El loco juego del amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora