Capítulo 18

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La música había acabado, las luces se estaban encendiendo, el ambiente se seguía sintiendo en el lugar, aunque el concierto había acabado, Mónica desde bambalinas miró al lugar donde estaba Madelaine la había visto darlo todo en el concierto.

-¿Espiándola? -preguntó Vanesa detrás de ella

-Claro que no -dijo Mónica caminando hacia el camerino, se detuvo al ver un ramo de flores junto a unos bombones en la mesa-. ¿Y esto?

-Ya sabes de quién es -dijo Vanesa con una sonrisa

-Es un encanto -dijo Mónica con una sonrisa-. Deberíamos llamar al hotel para ver si es posible que preparen algo más de comida, aunque a estas horas no creo...

-Madelaine ya se encargó de eso -dijo Vanesa-, en eso se parece mucho a ti, no deja nada al azar

-¿Desde cuándo sabes esto? -preguntó Mónica mientras se cambiaba de ropa

-Desde que planeaste la gira, me preguntó si te molestaria la idea de que vinieses con nosotros, quería sorprenderte, desde entonces he intentado ajustar con Christian vuestras agendas, aunque he de decir que después de ver como ha tenido que amoldarse para venir, pensé que se echaría atrás, como se nota la juventud, yo habría caído rendida -comentó Vanesa

-No me gusta que haya tenido que trabajar tan duro para venir -dijo Mónica aunque no podía evitar sonreír

-¿Quieres que cuando lleguemos al hotel te interrumpa a alguna hora para que puedas irte?

-No, no voy a quedarme mucho, solo cenaré algo rápido con ellas y conoceré a su amiga, después me disculparé con ellas y me iré, Mad sabe que termino agotada, estoy segura de que lo entenderá

***

Cuando Mónica llegó al hotel se dirigió al restaurante, estaba completamente vacío a excepción de las dos jóvenes que compartían una copa de vino mientras charlaban, el restaurante llevaba horas cerrado y le permitían a ellas estar allí porque lo habían pedido como un favor, y Mónica sabía, que siendo quien era, pocas personas se negaban.

Madelaine le presentó a Vanessa, le sorprendió lo agradable que era, al instante comprendió porque todo el mundo pensaba que salían, aparte de por los personajes que hacían, tenían una gran complicidad juntas, Vanessa se preocupaba realmente por Madelaine, Mónica se sorprendió de no sentirse celosa, se sentía agradecida de que Madelaine tuviera a alguien como ella, aparte de que la forma en que Madelaine la miraba a ella no tenía nada que ver cuando miraba a Vanessa. Cuando Mad la miraba a ella se notaba una tensión sexual entre ellas, deseo, con Vanessa era distinto, era como miraba a Ana, con amistad, gratitud, cariño.

Mónica había pasado una agradable noche, tenía que reconocerlo, se había quedado más tiempo del que pensaba, y finalmente, había sido Madelaine quien la había convencido de irse a dormir cuando la había visto bostezar en varias ocasiones.

Durante esa semana apenas había visto a Madelaine, en algunas ocasiones había quedado con ella y Vanessa para comer, y dedicó su día libre a enseñarles México. Después Vanessa se marchó y Madelaine estuvo con ella básicamente las veinticuatro horas del día. Mónica temía que Madelaine se aburriese, porque la mayor parte del tiempo estaba con los ensayos, conciertos, entrevistas, pero se sorprendió al ver que no se aburría, disfrutaba de cada paso que daba con ella. La veía emocionarse en los ensayos, bromeaba con los demás músicos, se había integrado como una más, y por primera vez en los casi dos años que se conocían, pensó que quizás sus miedos eran infundados, que quizás aquello sí podría salir bien.

-¿Volverías a repetirlo? -rompió el silencio Mónica

Vanesa estaba conduciendo, mientras Mónica iba de copiloto y Madelaine tenía los ojos cerrados en la parte trasera, Mad abrió un ojo para ver si le estaba hablando a ella, al ver a Mónica girada, abrió ambos

El loco juego del amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora