Capítulo 46

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Mónica aferraba la mano de Ana como si la vida le fuera en ello, desde que había visto a aquel doctor y Christian se hubo marchado con él, tenía una extraña sensación

-Va a estar bien, ya lo verás -dijo Ana, aunque su semblante también estaba bastante serio

-Estuve a punto de decirle que la amaba -confesó Mónica

-¿Qué? ¿Cuándo? -Ana la miró asombrada

-El día en que su hermano se presentó en el programa, habíamos quedado para hablar después del programa, al parecer ella iba a contarme su pasado y yo iba a decirle que la amaba -dijo Mónica sintiendo como si hubiera pasado años desde entonces-. No puede morirse, no puede hacerlo cuando nunca le he dicho que yo también la amo, no puede hacerlo creyendo que yo nunca la amé

-Creo que ella lo sabe -dijo Ana abrazando a Mónica que había comenzado a sollozar, haciendo grandes esfuerzos por no llorar-. Pero ella se pondrá bien, es fuerte, cuando despierte podrás decírselo.

-Me odia..., no sé si me dejará entrar a verla

-Moni... -Ana dejó la frase a medias al ver salir a Christian

Las tres mujeres se levantaron al verlo, Christian tenía los ojos rojos de haber estado llorando. Levantó la vista al ver a las tres mujeres acercarse a él y las lágrimas comenzaron a resbalar por sus mejillas de nuevo.

-Mónica, no quiero pagarlo contigo, así que será mejor que te vayas -dijo Christian con apenas un hilo de voz

-¿Qué ha pasado? -preguntó Vanesa con cautela

-Le han cortado el oxígeno, no saben si su asesina trabajaba en el hospital o logró colarse... -comentó Christian dando un puñetazo a la pared de la misma impotencia

-¿Su asesina? -Mónica sentía un nudo en la garganta, le costaba respirar, le costaba pensar, incluso hablar

-Mad... ha muerto -dijo Christian mirando a los ojos a Mónica, pero los desvió al momento

Ana tuvo que agarrar a Mónica porque estuvo a punto de desvanecerse, Vanesa abrazó con fuerza a Christian. Ana miraba y abrazaba a Mónica sin saber como reaccionar, estaba esperando que Christian comenzara a reír y dijese que era una broma macabra, pero no hubo risa, no había broma, su amiga había muerto.

***

Mónica no se dio cuenta quién la había llevado a su casa, ni cuándo se había marchado. Las palabras de Christian se repetían una y otra vez en su cabeza "Mad... ha muerto". Ni siquiera les habían dejado entrar a despedirse, la policía debía recabar pruebas. Subió las escaleras, sin ni siquiera decirle nada a Unai, las palabras no le salían. Giró hacia su habitación, pero se detuvo, miró al otro extremo, a la habitación de invitados frente a su habitación, entró en ella, nadie más la había utilizado desde Madelaine. Entró en la habitación, tocó la cama, como si pudiera sentir el calor de Madelaine, aunque era imposible, hacía semanas desde que estuvo allí. Vio algo sobresalir de debajo de la cama y se agachó a cogerlo, era una camiseta de Madelaine, junto a ella había un folio con un dibujo, era de Mónica dormida. La cantante miró el dibujo mientras lloraba, dejándolo a un lado, cogió la camiseta

-Siempre tan desastre... -dijo Mónica pensando que debía llamarla para decirle...

Sus pensamientos se quedaron a medias, volviendo a la realidad, a las palabras que resonaban en su mente "Mad... ha muerto". Se dejó caer en el suelo, sentándose con la espalda contra la cama, abrazó la camiseta de Madelaine, inspiró, olía a ella. Lloró contra la camiseta.

Los siguientes días Mónica los vivió en la negación, se negaba a aceptar que Madelaine hubiese muerto, la llamaba aunque nadie respondía, pero no era la primera vez que la actriz no le cogía el teléfono, en los últimos tiempos nunca lo hacía, si era algo de trabajo debía hablar directamente con Christian o que Vane y él lo hicieran. No había podido ver el cuerpo, así que puede que fuese una forma de Madelaine de hacerle daño, decirle que se fuera, que para ella estaba muerta, seguramente habría llamado luego a Ana para decirle que estaba bien y que no quería que ella estuviera cerca. Su mente inventaba excusas, cada vez que su parte racional intentaba hacerla vivir en el presente, en un presente en el que Madelaine ya no estaba, su otra mitad inventaba excusas para demostrar que seguía con vida.

El loco juego del amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora