Capítulo 11

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2019

Hacía un año desde que Mónica y Madelaine se habían conocido, más de seis meses desde la primera vez que se habían acostado juntas, aunque no había sido la última vez. Desde que habían hablado en casa de Ana, se habían visto cada vez con más frecuencia. Cuando sus propios proyectos no se lo impedían, pasaban el tiempo juntas, cuando Mónica debía trabajar o hacer entrevistas en Madrid se quedaba en la casa de Madelaine, y ésta hacía lo mismo cuando su trabajo la llevaba a Barcelona, aunque el tiempo libre lo pasaban en Villa Naranjo. Nadie sabía que eran, de puertas para afuera pocos sabían que se conocían, únicamente los más cercanos a ambas chicas, e incluso estos, no sabían qué clase de relación tenían, ¿eran sólo amigas? ¿Amantes? Ambas habían respondido que no estaban juntas cuando les habían preguntado, algo que era cierto, por lo menos en cierto modo, ya que ninguna de las dos sabían que tipo de relación tenían.

Hablaban, reían, cenaban juntas y compartían sus momentos, ya fuese viendo alguna serie o película, o momentos de silencio cuando ambas leían o trabajaban. Madelaine había convertido una de las habitaciones en su propio despacho, allí había guiones, proyectos..., era allí donde se encerraba para estudiar o para ensayar. Mónica no entraba nunca, dejándole el espacio que la joven necesitaba para concentrarse. Al igual que Madelaine la dejaba sola cuando veía a Mónica componer, aunque se moría de ganas, nunca le pedía que le enseñase su trabajo, respetaba esa privacidad.

En algunas ocasiones había estado presente en los ensayos, en el montaje de los nuevos proyectos, al principio al equipo de Mónica le había extrañado, ya que era poco habitual que la cantante dejase ver el proceso a alguien de fuera, Madelaine se mantenía callada, como un mueble más, hasta que en una ocasión sugirió un cambio, ganándose una mirada furibunda de Mónica y una mirada de condescendencia de los demás miembros, en cambio, se ganó la simpatía del maestro Pepe Herrero, que había llegado a la misma conclusión que ella

-¿Dónde aprendiste? -preguntó Pepe

-La mayoría de mis papeles han sido en series adolescentes en Estados Unidos, lo que quiere decir que hay muchas canciones, fui a clases de canto y piano desde joven -dijo Mad-. Cuando estás rodeado de compositores que hacen arreglos según la voz de cada uno, según la tonalidad y lo que quieres proyectar, comienzas a aprender algunas cosas

Fue así como pasó de ser un mueble a ser un oyente, aunque no intervenía en la composición, en los arreglos ni en nada del montaje, en ocasiones cuando había un cierto desacuerdo o una duda le preguntaban su opinión, a veces era escuchada, otras terminaban haciendo lo que ellos querían. Pero Madelaine era capaz de cantar y tocar las nuevas canciones del disco de Mónica antes de que saliese a la luz.

Y durante casi un año, aquella había sido la vida de aquellas dos mujeres, amigas, cómplices y amantes.

***

-¿Cuánto tiempo llevan discutiendo? -preguntó Ana mirando a su hijo y a Madelaine que estaban en el otro extremo del bar mirando la pantalla de televisión donde estaban retransmitiendo un partido de fútbol

-Nunca imaginé que a Mad le pudiera gustar el fútbol -dijo Mónica divertida al ver la discusión de los dos chicos

A pesar de que llevaban un rato discutiendo si era fuera de juego o no, Madelaine estaba apoyada en Marcos que era casi tan alto como ella a pesar de solo tener dieciséis años

-¡Ana! -saludo una amiga de Ana-. ¿Ese es Marcos? ¡Está enorme! ¿Y esa es su novia? ¡Qué envidia! Quien tuviera de nuevo su edad, ¿verdad? -dijo mirando a Ana y Mónica

Ambas mujeres sonrieron y hablaron con la mujer, durante unos minutos

-¿Te puedes creer que no sé quién es? -preguntó Ana intentando hacer memoria

El loco juego del amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora