Tres meses después
-A pesar de sus veinticinco años es una persona muy madura -dijo Ana a Mónica
Ana había hecho una pequeña reunión de amigos, entre los invitados se encontraba Mónica y Madelaine, entre otras amistades. Mónica estaba en la cocina, mirando a Madelaine que hablaba con un chico.
-Lo sé -dijo Mónica arrugando el ceño
-¿Entonces por qué sigues evitándola? -Ana se apresuró a continuar, cortando la protesta de Mónica-. Desde que os acostásteis evitas quedarte a solas con ella, habláis cordialmente, bromeáis, incluso coqueteáis, pero siempre en presencia de otras personas, en cuanto parece que os vais a quedar a solas pones alguna excusa para desaparecer. Incluso pones excusas cada vez que te invita a tomar algo
-¡Eso no es cierto! He estado trabajando -dijo Mónica defendiéndose, aunque sabía que su amiga tenía razón
-Y sabes que me alegro muchísimo, en parte gracias a ella has vuelto a componer, a cantar, se te ve mucho mejor -dijo Ana con una sonrisa sincera-, pero no dejo de preguntarme si lo haces para esconderte, para refugiarte en el trabajo
-No lo... -Mónica dejó la frase a medias, conocía a Ana desde hacía años, Ana la conocía mejor que ella misma-. Ella me hace sentir extraña, me hace sentir viva, hace que me olvide de todo, que viva, y me pone, me pone muchísimo, pero a la misma vez me da un miedo de cojones
Mónica vio como Madelaine reía, estaba apoyada en el chico que la acompañaba, pero hablaba con varios invitados, con esa seguridad que la caracterizaba, era tan extrovertida, todo lo contrario a ella, se llevaba bien con todos, podía hablar con personas que no conocía como si las conociera de toda la vida.
-Hace tiempo que no me llama -confesó Mónica
-¿Te sorprende? Todo el mundo se cansa de que le den largas -dijo Ana-. ¿Por qué no das el paso y hablas con ella?
-No, está muy bien acompañada, el chico es bastante guapo -Mónica miró al chico que estaba con ella, debía ser un poco mayor que ella, era bastante guapo, como sacado de una revista de modelos, una sonrisa radiante, fuertes brazos y en la camiseta que llevaba se podía intuir los músculos que tenía.
-Pues a ver qué excusas pones ahora -dijo Ana-. ¡Agoney! ¡Estás ideal con ese conjunto!
Ana gritó saliendo de la cocina y yendo a por el aludido, Mónica la miró extrañada al ver el rápido cambio de tema de su amiga, pero cuando volvió a mirar hacia donde estaba Madelaine unió los puntos, la chica se estaba acercando a la cocina. Mónica miró a un lado y a otro, no había salida, ¿por qué volvía a hacerlo? ¿Por qué seguía teniendo el impulso de huir?
-¡Ey Mó! ¡Cuánto tiempo! -dijo Madelaine, aunque mientras hablaba abrió la nevera y se sirvió una coca cola-. ¿Qué tal estás? -dijo dando un largo sorbo a la bebida y apoyando su cadera en el mueble
-Bi... bien -respondió Mónica sintiéndose como una idiota
-¿Qué tal el nuevo proyecto? -preguntó con genuino interés Madelaine
-Bien, tenemos las maquetas de algunos temas
-¡Eso es genial! Estoy deseando poder escucharlos
-Uno de los temas ya lo escuchaste...
-¿Lo vas a incluir? ¡Es genial!
-Sí, creo que será el primer single..., aunque aún estamos pensando cómo será el videoclip y tenemos que hacer algunos arreglos... -Mónica comenzó a contarle a grandes rasgos las ideas que tenía, era extraño porque no le gustaba hablar de sus trabajos hasta que no estuvieran acabados, pero como siempre Mad hacía que hablase más de la cuenta, se sentía tan a gusto que se llegó a preguntar por qué ese miedo, por qué la había estado evitando.
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El loco juego del amor
ФанфикMadelaine vuelve a su país después de labrarse una fama en EEUU, la vuelta a España es de forma temporal, mientras trabaja en unos proyectos en la que fue su tierra. La vuelta a casa hará que se reencuentre con viejas amistades, amores en el aire, n...