Capítulo 23

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-Tenéis una pinta horrible -dijo Ana cuando Agoney y Mad bajaron a la hora de la comida

-¿Llegásteis muy tarde anoche? -preguntó Mónica

-Llegamos al amanecer -comentó Agoney

-¿Hasta esas horas estaban las discotecas abiertas? -se asombró Ana

-No, estuvimos en la playa charlando -dijo Mad que se había dado cuenta que le costaba mirar a Mónica

-Me da pena que hoy sea nuestro último día aquí, me he divertido mucho -dijo Ana con pesar

-Sí, a mí también, aunque podríamos repetir, barbacoa en mi casa a la vuelta, ¿qué os parece? -propuso Mónica

-¡Perfecto! -dijo Ana con una sonrisa

-Me apunto... -dijo Agoney mirando de soslayo a Mad, pues sabía que en ese momento iba a comunicar la noticia que le había dado la noche anterior, aunque se preguntaba si habría cambiado de opinión

-Vaya entusiasmo hijo -dijo en broma Mónica mirando a Agoney-. Mad, ¿te apuntas? Unai se alegrará de verte

-Yo... -Mad se mordió el labio, respiró hondo y miró a los ojos a la cantante-, no puedo, me voy a Los Ángeles

-Vaya..., ¿te toca trabajar? Podemos aplazarlo, o repetirlo más adelante, ¿cuánto tiempo te quedas esta vez?

-Indefinidamente -dijo Mad viendo la sorpresa en los ojos de Mónica-. Ahora mismo no tengo trabajo en España y le he dicho a Luna y a Chris que no busquen nada allí, estará bien poder tener unas sesiones más relajadas en Riverdale sin tener ese ritmo frenético

-¿Cuándo...? -Mónica tragó saliva, se dio cuenta que le fallaba la voz y tenía ganas de llorar-. ¿Cuándo te vas?

-Mañana

-Pero, a ver si me entero -dijo Ana-, ¿te vas para no volver?

-En algún momento volveré, pero estaré allí unos meses, ya después pues depende, quizás esté como al principio viviendo allí pero viniendo a veces..., la verdad es que aún no lo he pensado, supongo que depende de cómo vayan las cosas...

-Tu ya lo sabías -afirmó Ana viendo que Agoney no se había sorprendido con la noticia

-Me lo comentó anoche -asintió el chico

-Perdonadme, se me ha quitado el hambre -dijo Mónica levantándose y yendo hacia las escaleras

-¡Moni! -Ana se puso en pie

-Voy yo -dijo Mad levantándose-. Empezad vosotros a comer

Madelaine subió las escaleras corriendo, se asombró lo rápida que podía subir Mónica, pues no había conseguido darle alcance antes de que se metiese en su habitación, llamó a la puerta de su habitación.

-Mó, abre -dijo Mad viendo que no abría-. No me voy a ir hasta que hablemos, así que abre, no puedes fingir que no estás, he subido tras de ti

La puerta se abrió, Mónica se giró dejando la puerta abierta y se internó en la habitación. Madelaine entró y cerró la puerta. Mónica estaba asomada a la terraza, de espaldas a ella, se abrazaba los brazos, Madelaine se sentó en la cama y se quedó mirándola, al cabo de un rato, Mónica se giró y la miró

-¿Has subido únicamente para quedarte ahí callada?

-He subido para decirte que bajes conmigo

-No me apetece...

-Mó, hace un segundo estábamos diciendo lo maravilloso que había sido este viaje, aún queda un día, y la verdad es que me gustaría disfrutarlo con mis amigos y contigo, no quiero que nuestro último día sea así

El loco juego del amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora