Rencor

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Desconocida

Atenea siempre fue la niña perfecta, la que tenía familia feliz, ascendencia griega, mucha plata y atención por hombres y mujeres, alabada por los profesores por ser la favorita de muchos, y ni hablar de sus mejores amigas que eran de la más alta clase social en Chile.

Me aguante años que no se fijaran en mi presencia, pasaran por mi lado sin tomarme atención, me rechazaran por no ser tan millonarios como la mayoría, rieran por mi aspecto y no pusieran su mirada en mí, jamás reproche por ninguna de esas experiencias de mierda, pero claramente ella tenía que hacer más miserable mi vida.

Él era un niño hermoso, y buena persona, me ayudaba en mis tareas cuando no las entendía, con el paso del tiempo se convirtió en mi mejor amigo, y gracias a su buena posición económica siempre me invitaba helados y golosinas.

Su cumpleaños número doce se acercaba, y yo había guardado dinero para comprarle una sudadera de su banda favorita, me había invitado a la fiesta que haría en su casa, y en esa misma tarde pensaba revelarle mis sentimientos, que creía que eran mutuos...

Me preparaba con esmero para la reunión, me puse un hermoso vestido de color rosado, con zapatillas blancas y una mochila negra, no era la mejor ropa, pero era la más linda que tenía. Tomé el regalo en mis manos y me dispuse a marchar hacia la casa de mi amor secreto.

Al llegar me encontré con muchos adolescentes de mi escuela, entre ellas estaba el trio de tontas, Daniela y Katherine eran primas de mi mejor amigo, y Atenea la amiga de las primas de éste.

Pasaron las horas y cuando llego el momento indicado para decirle todo lo que me pasaba, lo invite afuera y lleve mi regalo escondido en la espalda para dárselo cuando mi plan se haya concretado.

-Te ves muy bien, me gusta tu vestido rosado. –

-Gracias, a mí me gusta tus zapatillas. –

-Oh, gracias, la madre de Atenea me las regaló hace unas semanas atrás y había esperado a este momento para ocuparlas. –

-Claro... bueno yo quiero decirte algo, pero no sé como... –

-Puedes decirme lo que quieras, recuerda que eres importante para mí. –

-Marcos Tagle Valencia, tu sabes que eres una persona más que valiosa para mí, eres el único que se ha tomado el tiempo de ser mi mejor amigo, conocerme y ser amable en todo momento, por eso quería preguntarte si... te gustaría... no lo sé... ser más que mejores amigos...-

-Bustamante... yo... a mí me gusta otra persona...-

Mira hacia mis espaldas y cuando volteo, esta ella...

Sonriendo como siempre, siendo la más linda, la más adinerada y la más amable...

Jamás olvidare cuando Marcos comenzó a alejarse de mi lado, sé que fue porque esa estúpida le comenzó a decir cosas de mí, como él ya no tenía su atención puesta en ella, hizo lo posible para que fuera nuevamente el centro de atención.

No dudo tampoco que se acostó con Tagle cuando tuvo la oportunidad, siempre fue una suelta, le gustaba menear el culo al que se le atravesara, y como los atrapaba con esa mirada verde de una manera tan fácil, hizo caer en la tentación a mi único amor por años.

Hoy a los diecinueve años, la vuelvo a cruzar en mi camino, y no es para nada por coincidencia, mi madre vio lo que sufrí por esa imbécil, y al igual que yo, odiaba con locura a la vieja de Helena Dimou, pero esta vez nosotras saldríamos victoriosas, con dinero, con atención, y, sobre todo, el amor de aquellos hombres.

Porque si mi madre pudo deshacerse de la prestigiosa Helena, yo también lo hare con Atenea, y le pagare con la misma moneda, destrozándole el corazón... o, mejor dicho, ellos lo harán.

DIOSADonde viven las historias. Descúbrelo ahora