Odell

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Atenea

Duermo en los aposentos que me dio el británico. Y nuevamente me encuentro en ese tipo de ambiente en el que sueño últimamente.

-Alteza. -

Giro en mis talones para encontrarme con un adonis, rubio casi blanco su cabello, viste como muchas veces vi en libros de historia en la sección griega, de ojos cual aguas cristalinas y cargando consigo un porte como un mismo dios.

-Oh! Pero que educación la mía...- hace una reverencia que me desencaja.

-Disculpa, pero no te conozco, quizás te confundiste de persona. -

-Jamás desconocería el linaje de mi Diosa, su majestad. -

- ¿Perdón? -

-Atenea, usted quizás no me conozca, pero yo a usted si, y me han enviado para lograr que reconozca los sucesos que ha visto por medio de diversos sueños. -

Yo quiero de la hierba que fuma este.

-No entiendo que mierda estas diciendo, pero espero que me digas que son las cosas que sueño y porque lo hago. -

-Sígame por favor. -

Me quedo a su lado para que me guie a donde tenga que llevarme. No comprendo ni una mierda de lo que estamos haciendo o donde me llevara, pero mi curiosidad me gana.

-Espero pueda perdonarme por lo que diré, pero es usted la mortal más hermosa que mis ojos han visto. -

-Gracias rubio, tú también estas muy bueno. -

Su cara de no entender que mierda dije me provoca una gran carcajada. Eso logra que se sonroje por lo ocurrido y me regala una hermosa sonrisa que me deja media tonta.

Seguimos caminando por un sendero muy tranquilo, nos mantenemos en silencio por un buen momento, pero como no duro mucho con el pico cerrado me dispongo a conversar y ponerme en contexto.

-No me has dicho tu nombre aún. -

-Se nota la descendencia de mi patrona en su actuar, bella joven. -

- ¿Por qué dices eso? -

-Hay dioses los cuales son muy prepotentes, no se preocupan de nadie más que de ellos y sus labores como encargados de la tierra, pero usted, es la viva imagen de su bisabuelo, aunque los ojos de mi patrona están tallados perfectamente en su hermoso rostro. -

-Primero que todo, no soy fácil, ya entendí tu coqueteo, y segundo, ¿qué mierda tienen que ver los dioses en todo esto? -

-Usted es el fruto del amor entre una deidad y un mortal pecador, ¿no lo comprende aún? -

-No, es que es algo completamente fuera de lugar y ridículo, yo no ceo en los dioses griegos y menos pensar en que uno de ellos es mi familia... pero, no me hago mala vida tampoco, son solo sueños, en cualquier momento voy a despertar. -

-Yo que usted no estaría tan segura, le recuerdo su maldición... -

- ¿Qué maldición? -

-Creo que mejor vayamos paso a paso, aún no debemos llegar a ese momento. -

-Entonces dime tu nombre, para que nos conozcamos mejor. -

-Odell, su majestad, mano derecha de su bisabuela. -

-Y mi bisabuela es...-

-Aquella la cual le regalo su nombre, único mortal merecedora de portarlo, entre sus venas corre sangre divina, solo descendencia tiene la capacidad de llevar el peso de un nombre tan perfecto como el de la diosa Atenea. -

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