Atenea
Despierto desorientada en una habitación enorme, siento mis manos atadas a mi espalda, estoy sentada y tengo una cinta en la boca, por la perra vida, me van a correr el maquillaje.
Intento concentrarme en lo que realmente importa, pero es que me costó una fortuna esta base y este labial, bueno me tengo que preocupar de algo, pero de que era... ah ya me acorde.
¡ME VAN A MATAR! Me van a cortar parte por parte y se las mandaran a mis amigas y mis familiares. Yo sabía que tenía que quedarme en la casa masturbándome, pero no, quise ser sociable y aquí estamos.
En eso aparece un tipo de unos dos metros con una pinta que te venderá un seguro de auto, pero creo que lo que menos haremos será conversar.
Su mirada transmite incertidumbre, y no es el único en esta sala que lo siente, estoy que me caigo de tanto que intento desatarme, pero es en vano.
Comienza a hablar en español, pensando que yo no lo hago, ¡ja!
-Así que eres tú la nueva puta del jefe...- me mueve levemente el mentón con su arma, y me recorre el cuerpo completo con los ojos, están que se me salen los senos del vestido, maldita sea.
Espera, ¿Qué dijo? ¿La nueva puta del jefe? No me jodas. Me van a secuestrar, y esa vieja puta de la jefa me trajo para venderme, pero cuando salga de acá le mostrare como una latina se venga.
Arrepintiéndome porque no les envié la ubicación a las hermanas, me distraen de mis pensamientos las nuevas tres figuras que se presentan en la sala.
Son igual de grandes que el otro y me toman para luego subirme en una camioneta, intento pedir ayuda, pero es imposible, no puedo hablar.
Me dicen que me tranquilice con un gesto de manos, pero no le hago caso y sigo igual, me apuntan con un arma y ahí es cuando me quedo quietecita, tampoco es para tanto, que humor...
Pasan unas 3 horas, y me duele el cuerpo de una manera horrible, pero me doy cuenta que pararon el vehículo, ojalá supiera donde estoy, pero me taparon la cara con una bolsa o algo así.
Me toman tan fuerte que estoy segura que me dejaran moretones, tengo que caminar muy rápido y de un momento a otro me quitan la capucha.
Estoy en una sala muy grande con siete mujeres más, tienen la ropa rota y se encuentran comiendo desesperadamente, pero eso no es lo que me sorprende, mas bien lo hacen los tubos y espejos que hay en este, parece, si es que no lo es, un salón de baile.
Sacándome de mi trance me habla una mujer que debe tener cincuenta años, explicándome en ingles las cosas que tengo que hacer en este lugar y por qué estoy aquí.
-Bueno... niña- me escanea desde mi cabello hasta la punta de mis pies -espero me escuches con atención porque no lo repetiré. Desde hoy tu eres propiedad del señor Baruk, líder de la mafia de Turquía. Debes servirle a él y solamente a él, si el jefe ordena que le sirves para sus demás negocios me lo hará saber a mí. Soy yo a la que debes obedecer y tener respeto dentro de estas cuatro paredes, ¿entiendes? -
La miro como si tuviera cuatro cabezas y es que todo esto parece de película.
¿Servirle? ¿Respeto? ¿Negocios? Que se vaya a la mierda
Básicamente me vendieron a un mafioso turco, para que le baile cuando se le dé la gana y puede hacer todo lo que quiera conmigo, si me porto bien me premian, y si me porto mal me matan, ¡bonito! No sabía que me convertiría en una mascota.
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DIOSA
RomanceLo que lograba hacer aquella mujer de ojos cuál esmeraldas y pelo como la noche sin estrellas era lo suficientemente fuerte para que las mafias más grandes de todo el mundo posaran sus miradas en ella. El estocolmo era una palabra ajena para esa ch...