Atenea
Recibo una llamada de Germán cuando estoy desayunando con los chicos, me acaban de comprar un teléfono nuevo y le di mi numero solamente a Katherine, pero veo que se le fue la lengua y tuvo que darle el contacto a mi padre.
- ¿Quién es? – pregunta Yong que se encuentra al lado mio y alcanzo a divisar el número desconocido.
-Mi padre, siempre ha tenido el mismo teléfono. –
-Si quieres no le contestas. –
Lo pienso un poco, pero no soy orgullosa, no en la mayoría de tiempo, asique tomo el aparato entre mi mano y hablo.
- ¿Si? –
- Atenea –
No recordaba que mi padre tuviera la voz tan aguda.
- ¿Con quién hablo? –
-Con la mujer de Germán, Roxana. –
Que sorpresita, me imagino con que cosa saldrá esta señora ahora.
-Aaa, okey, ¿Qué necesita? –
-Hola preciosa, me gustaría que habláramos, ¿estas ocupada? –
-Estoy desayunando, pero si es urgente puedo ir después de almuerzo. –
-Te invito a comer, de inmediato te envío la dirección del local y la hora para que nos juntemos. –
No sé si es una buena idea, pero quiero saber si la actitud de Charlotte se asemeja al dicho "de tal palo tal astilla".
-Está bien, espero el mensaje. –
Finalizo la llamada y espero que lleguen las preguntas, en 3...2...1...
- ¿Quién era? –
- ¿Dónde iras? –
-Iremos juntos supongo –
- ¿Es un hombre o una mujer? –
- ¿Almorzaras con nosotros? –
Son realmente igual o peor que mis progenitores, si de ellos dependiera estaría encarcelada por toda la eternidad con tal de que no me pase nada.
-Vamos por parte, la ¿novia? Lo que sea de mi padre me llamo para que nos viéramos en un local a la hora de almuerzo y platicáramos, ¿de qué? No tengo la menor idea, pero iré yo sola. –
Al momento de que todos iban a reprochar, adelante.
-Y me acompañara un escolta, son temas que no tienen por qué saber. –
-Que sean cuatro. –
-No me pasara nada en mi país, a no ser que me roben o algo, pero eso es normal. –
-Deja que uno de nosotros vaya contigo, siento que la conversación se saldrá de control y no quiero que puedas salir lastimada. –
-Me ofende que crean que no le puedo sacar la mierda a esa mujer, pero bueno, solo podrá ir uno conmigo. –
-Mejor dos y sin escoltas. –
-Es que le dan la mano y toman el codo de inmediato, les dije solo uno, no quiero que piense que me siento amenazada por su presencia o algo asi. –
-Déjanos ir contigo mocosa, debemos estar al tanto de lo que quiere esa mujer. –
-Son temas personales que no deben conocer. –
-Pero estamos todos juntos aquí en Chile y también vivimos en un mismo lugar. – replica el alemán.
-Que me acueste con ustedes no les da el derecho de meterse en mi vida privada, menos en asuntos familiares. –

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DIOSA
RomanceLo que lograba hacer aquella mujer de ojos cuál esmeraldas y pelo como la noche sin estrellas era lo suficientemente fuerte para que las mafias más grandes de todo el mundo posaran sus miradas en ella. El estocolmo era una palabra ajena para esa ch...