Unión

718 57 0
                                    

Atenea

-Hermana... te ves... mierda Atenea... - corre a estrujarme en sus brazos, mientras llora como una María Magdalena.

-Ya va Katy, que se te corre el maquillaje. - es inevitable sonreír al verla tan hermosa con un vestido dorado que hace juego con sus preciosos ojos color miel.

-Es que... la hormonas... es solo eso...-

Me miro nuevamente en el espejo y miro aquellos anillos que cada uno me otorgo de sus antepasadas.

La felicidad no le da cabida al nerviosismo, hoy por fin podre legalmente ser su mujer, y ellos completamente míos.

Me encantaría que mi otra hermana estuviera presente, aunque sea para que me pregunte si quiero irme a la mierda y no casarme con estos locos.

Y no debe estar precisamente en el cielo, pero de donde esté, espero me de sus bendiciones y se encuentre feliz por mí.

Ayer fue una noche inolvidable con mis hombres, después de que me dieran como cajón que no cierra, me tuve que ir a una habitación aparte, y poder arreglarme para hoy sin ningún inconveniente.

Desde temprano estaba toda la gente esperando a que despertara porque tenían que maquillarme y vestirme, y a las siete de la tarde debo estar caminando en el altar.

Pero como fue una noche un poquito movida, me costó dos horas levantarme y dignarme a bañarme y desayunar.

Al comenzar a prepararme, me llego un obsequio de los chicos, y mis ojos casi se sales de su obrita cuando abrí una caja muy misteriosa de color negro, dentro de ella había una pistola PRECIOSA, y una carta que me hizo llorar como una idiota.

Sí, lo sé, no pueden ser más románticos estos cabrones.

Es irónico, pensar en que las parejas normales se conocen en una fiesta, o de pequeños, o simplemente un "respondió tu historia" en Instagram. Pero no, ellos no fueron tan clichés, y no me secuestraron una vez, sino dos, yo tuve un hijo en mi vientre de ellos, y hemos pasado por buenas y malas, pero nada de eso impidió que estuviera en estos momentos vestida de blanco.

¿Normales? Para nada, somos unos enfermos que hacemos las cosas a nuestra manera, y quien se atreva a decir algo o reprochar este extraño amor se llevara un disparo de mi parte. Espero no se note mi entusiasmo por utilizar pronto mi arma, obviamente con gente que lo merezca.

Pero hablando enserio, sé que es un paso importante, ayudaré a gobernar seis jodidas mafias.

Y no saben cuánto leí y escuché de mí, diciendo que seré una pésima esposa y madre, y sí, en eso tienen razón, si su concepto de ser madre y esposa es agachar la cabeza y obedecer cual can, pues están en lo correcto.

Soy, y siempre seré una reina desde el momento que nací hasta que muera, una mujer digna, que se ama y se respeta sin importar si me aman los demás, no necesito a nadie más que a mí, y eso me hace ser una excelente cabeza en este radar de mojigatos. Amo a mis mafiosos como nunca, pero más me amo a mí, y eso es justamente lo que necesitamos los siete, personas fuertes a nuestro alrededor.

- ¿Nos vamos? -

-Atenea, creo que te falta una cosa...-

Miro con duda a mi mejor amiga y siento que por detrás de mi hay una persona, luego me miro al espejo y entiendo el peso que estoy sintiendo en mi cabeza. Una corona, precisamente la que mandaron a crear mis chicos.

 Una corona, precisamente la que mandaron a crear mis chicos

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
DIOSADonde viven las historias. Descúbrelo ahora