Tres.

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Al día siguiente nuevamente mis clases terminaban temprano por lo que me daría tiempo de ir al supermercado. A Nanami siempre le gustaba acompañarme ya que a ambos nos encantaba vitrinear y pretender ser todas unas señoras dueñas de casa ya que siempre terminábamos llevando algo de la sección de menaje y accesorios para el hogar, era nuestra debilidad. En cambio Ieiri odiaba ir a hacer esas cosas, si no fuera por nosotros comería pizza todos los días, lo cual no es bueno ni para ella ni para su salud. Sin embargo, esta vez tuve que ir sola porque Nanami estaría ocupado todo el día ya que hace algunas ayudantías a sus mismos compañeros.

Cuando entré al supermercado tomé uno de los carritos disponibles y dejé mi mochila dentro de este para mayor comodidad, como iba sin Nanami decidí por comenzar a guardar lo que era la comida primero para que no se me olvidara nada, andaba trayendo una pequeña lista de las cosas que necesitaríamos para este mes: tomates, champiñones, yogurth, cereal, huevos y así un largo etc.

Finalizando esto llegaba mi parte favorita, la sección deco-hogar, me acerqué feliz con mi carro al enorme pasillo de esta sección, habían puesto cosas nuevas, esto era malo porque querría comprarlo todo y no podría contenerme. Había unos cojines bellísimos que harían juego perfecto con el living del departamento, rápidamente puse dos en el carro, era tiempo de renovar los antiguos. Mientras caminaba feliz por ese pasillo había una mantita de polar blanca suavecita, no me pude contener y la abracé, cuando estaba en eso, sintiendo el acogedor calor de la manta pronunciaron mi nombre.

-¿____________? -Reconocí su voz en seguida puesto que sólo ayer la había oído, decidí ignorarlo y hacer como que no escuché nada y desaparecer de ahí - ¡Oye, espera! -Se adelantó con su carro quedando frente a mí. Tuve que obligatoriamente mirarlo.

- ¡Oh! Hola, no te oí -sonreí falsamente, de todos los lugares que existen en el mundo debía encontrármelo en mi lugar favorito, tendré que cambiar de supermercado.

-Pensé que me estabas ignorando -mencionó fingiendo una falsa tristeza, llevaba sus lentes oscuros de siempre-

- ¿Cómo crees? -de repente tomé atención a su carro de compras, llevaba sólo cosas de esta sección- No pensé que serias de los que compraba estas cosas.

-No sabes muchas cosas de mí, me estás juzgando sólo por apariencia, eso deja harto que decir de ti –di vuelta los ojos y pasé mi carro a un costado para alejarme de él- ¡Espera, espera! -comenzó a seguirme- ¿Pensaste en lo de ayer?

No respondí ya que, si lo había pensado, lo pensé toda la noche por la respuesta que me dio Ieiri en la cafetería ¿en serio quería salir con él? Al ver que no respondí, siguió insistiendo.

- ¿Por qué tengo la sensación de que me odias? -preguntó, lo miré de reojo mientras detenía mi carro frente a los accesorios de baño, tomé un vaso que sería perfecto para dejarlo en el baño-

-No te odio, no te conozco simplemente lo poco y nada que sé de ti no me agrada -respondí sinceramente, se hizo el ofendido-

-Ves que tenía razón, me juzgas sin conocerme, yo podría decir lo mismo de ti.

-No me interesa –me giré nuevamente para seguir mi camino, él seguía con el carro caminando al lado mío, siguiéndome.

- ¿Por qué eres así? Podríamos ser muy buenos amigos si quisieras -me detuve a mirarlo por un segundo y comencé a reír- ¿Qué te hace tanta gracia?

- ¿En serio crees que podríamos ser amigos? Somos demasiado diferentes

-Eres amiga de Suguru ¿o no? -me miró fijamente- no somos tan distintos.

-No tengo la misma opinión que tú, Suguru es amable y tu... -Lo miré nuevamente, se había sacado los lentes oscuros dejando a la vista sus inmensos ojos azules eléctricos, me estaba mirando seriamente- Tu eres muy arrogante, eres todo lo contrario a él.

Trato equivocado | Satoru Gojo jjkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora